Colombia, Opinión, Palma

Cooperación para aumentar la sostenibilidad

En el día de la cooperación sur-sur, María Goretti Esquivel, gerente del programa de palma de aceite en Colombia, nos cuenta cómo el intercambio de experiencias entre Indonesia y Colombia puede ayudar a aumentar la sostenibilidad de los cultivos en ambos contextos, aprendiendo de la historia, los errores y los aciertos.

Ventas de fruta en la carretera, fresco bajo la sombra de los palmares, humedad en el aire, buganvilias coloridas que atraen a las abejas, plataneras con grandes racimos colgantes. Podría decirse que esta es la descripción de un cultivo de palma de aceite en Montes de María, Catatumbo o Tumaco, pero es de una plantación en Medan, Indonesia, lugar que visité durante el primer entrenamiento de la Academia de pequeños productores de la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés), el pasado mes de agosto.

palma colombia indonesia

Por su trayectoria para mejorar la sostenibilidad de la palma de aceite en la región, la oficina de Solidaridad en Colombia fue seleccionada como representante de América Latina para participar en esta iniciativa que será lanzada oficialmente durante la RT17, en noviembre 2019.

Fue una experiencia enriquecedora. Además de darme cuenta del potencial que tienen algunas de las herramientas que hemos desarrollado para pequeños productores como, por ejemplo, las soluciones digitales para acompañar su proceso de mejora continua y el desarrollo de material didáctico para brindar entrenamientos ajustados a sus necesidades, me traje una reflexión sobre la importancia de la cooperación entre los países productores de palma de aceite para aumentar la sostenibilidad del aceite de palma.

Como es bien sabido, Indonesia tiene una historia compleja alrededor del cultivo de palma. Sin embargo, gracias al auge palmero en este país, el sector -en expansión en todo el mundo-, ha tenido la oportunidad de aprender de los errores y de buscar soluciones concertadas. La Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible es un ejemplo de esto. Fue inspirada en la experiencia del sudeste asiático y establecida en 2004 con el fin de promover el crecimiento y el uso de productos sostenibles de palma aceitera a través de estándares globales creíbles y, a la fecha, ha logrado certificar el 19% de la producción a nivel mundial.

La historia de la palma de aceite en Indonesia, o por lo menos el inicio de su auge, se remonta aproximadamente a 1964, mientras que en Colombia, si bien las primeras semillas llegaron en 1932, el auge comercial se dio solo hasta la segunda mitad del siglo XX. Varios de los impactos, tanto negativos como positivos ligados al cultivo de palma son similares en ambos países. De un lado, tanto en Indonesia como en Colombia, la palma ha impulsado el crecimiento de la economía en zonas rurales, el desarrollo de infraestructura, la generación de empleo y el alivio de la pobreza. Sin embargo, también ha sido blanco de críticas por temas asociados a la tenencia de tierras, deforestación, entre otros. Lo cierto es que la experiencia de Indonesia, y la senda emprendida para mejorar la sostenibilidad de la palma de aceite, nos ha hecho conscientes de muchos errores cometidos en el pasado y de la importancia de evitarlos en el presente y el futuro.

La agroindustria de la palma en Colombia, se ha preocupado por crecer respetando al medio ambiente y a la sociedad. En temas como la deforestación, la palma de aceite en Colombia solo está asociada al 0.25%, según cifras del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM).

De hecho, uno de los retos particulares de Colombia ha sido demostrarle al mundo que el aceite de palma nacional no tiene vínculo con la deforestación. Por ello, hemos visto iniciativas importantes en ese sentido entre las cuales se cuenta esta campaña de Fedepalma donde se hace énfasis en que la palma colombiana es única y diferenciada, la firma del acuerdo de cero deforestación y el sello de aceite de palma 100% colombiano.

El esfuerzo de ambos países por aplicar prácticas de producción sostenible y garantizar el acceso a mercados internacionales es evidente en el aumento del número de certificaciones RSPO. Para el caso de Indonesia, el volumen de producción con el sello ascendía a 21,5% y en Colombia a 15% en 2018.

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En todo caso, eventos como el primer entrenamiento de la Academia de pequeños productores de la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (RSPO), nos recuerdan que la cooperación entre los países del hemisferio sur y, en este caso, los países productores de palma de aceite es una de las claves para lograr mejorar la sostenibilidad del cultivo. El reto para Colombia, además de diferenciarnos, está en lograr desarrollar una palmicultura libre de deforestación y poder comprobarlo. Adicionalmente, trabajar por la inclusión de los pequeños productores en la cadena de suministro sostenible, brindando herramientas que les permitan entender la importancia de aplicar buenas prácticas y acompañar su proceso de mejoramiento continuo. Sin duda, mirar de cerca la experiencia de Indonesia, podría darnos más pistas al respecto.

El camino que queda por recorrer para alcanzar mayores volúmenes de producción sostenible es largo. Desde Solidaridad estamos orgullosos de aportar a los procesos de cooperación entre países, de promover encuentros entre los diferentes actores del sector, y de seguir facilitando el intercambio de experiencias, tecnología y conocimiento en pro de la sostenibilidad del aceite más usado en el mundo.

SABÍAS QUÉ…

Solidaridad lleva más de 4 años gestionando la Plataforma de Comercio Sostenible y facilitando en trabajo conjunto de los actores de la palma de aceite en Colombia.

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María Goretti Esquivel

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