La expansión de la soja ejerce presión sobre el Amazonas, el Cerrado, la Mata Atlántica y el Gran Chaco Americano. En este contexto, facilitamos el diálogo público-privado para identificar qué necesita el productor para adecuar la gestión de su finca a los marcos de ordenamiento territorial vigentes, y producir más sin conversión de uso de suelo. Esto incluye, por ejemplo, cómo aprovechar áreas de pasturas degradadas bajo modelos de bajas emisiones de carbono. De este modo, aumentan las condiciones para el cumplimiento legal, y se pueden desarrollar incentivos para quienes presten servicios que aseguran la sostenibilidad del ecosistema.

El primer paso para mejorar la sostenibilidad de los proveedores de la región es saber qué desafíos enfrentan para alcanzar un uso más eficiente del suelo. Hemos consolidado un modelo de asistencia técnica a través de alianzas con comercializadoras globales como ADM, COFCO Intl y Cargill. Apoyamos a estas empresas a identificar dónde se encuentran los riesgos en sus cadenas de suministro, diseñamos procesos de mejora continua adaptados al productor, y monitoreamos el avance del grupo hacia la sostenibilidad. Asimismo, trabajamos en mecanismos que faciliten el acceso a información trazable, transparente y actualizada sobre sus cadenas de suministro.

Además de demostrar a los productores que la expansión de la soja sin cambio de uso del suelo es  técnicamente posible, es necesario también desarrollar mecanismos  de compensación para aquellos productores que no hagan uso de su derecho a deforestar, y mantengan sus áreas de vegetación nativa más allá de su reserva legal. También, incentivos para que los productores adquieran nuevas áreas ya desmontadas, en lugar de áreas boscosas. Una forma en que buscamos lograr esto es integrando estándares ambientales a los procedimientos de préstamo de los Bancos, y desarrollando nuevas líneas de crédito.