El papá de Aristides Klinger Castillo, campesino de Tumaco, les decía a sus hijos que cultivar palma de aceite era para los ricos. “Nosotros, los pobres, no podíamos tener un cultivo de palma por lo exigente que era”. Aristides trabajaba con la motosierra hasta que un primo suyo le encargó un lote de palma de cinco hectáreas. “Al año de estar con el cultivo de mi primo, digo: ‘esto cada 15 días es una renta…’ y ahí me enamoré de la palma”.
En su propósito de acompañar a los pequeños productores de palma de aceite en la transición hacia una agricultura más sostenible, Solidaridad ha hecho alianza con IDH para respaldar procesos de producción que respondan a la crisis climática global. Así surgió el programa Iniciativas Nacionales para Pequeños Productores de Palma de Aceite Sostenible y Climáticamente Inteligente, designado NI-SCOPS, por las iniciales de su nombre en inglés.
IDH y Solidaridad impulsan iniciativas en este sentido en colaboración con los gobiernos de Indonesia, Malasia, Ghana, Nigeria y Países Bajos. Y para la segunda fase de NI-SCOPS se extendió su implementación a Colombia a partir de enero de este año hasta diciembre de 2028. El objetivo es posicionar la producción de aceite de palma del país, la cuarta más relevante del mundo, ante los principales mercados, incluyendo India y otros países asiáticos, el Reino Unido y la Unión Europea.
Tras la experiencia de la primera fase de las NI-SCOPS, esta segunda etapa inició con una revisión del panorama actual del sector palmicultor. El programa apunta a conectar a los pequeños agricultores, sus medios de vida y el uso de la tierra con los mercados. Para ello, la estrategia proyecta acciones como el mapeo de las regiones cultivadas, protección y restauración de bosques, además de garantizar prácticas agrícolas adaptadas al cambio climático.
El equilibrio con el ambiente que hará más rentable la producción
Para Aristides Klinger, enamorado de la palma de aceite, la conservación es salud, vida y sabiduría. “Y no solamente para mí, en mi región. A mí me llena de satisfacción cuando entro a la reserva boscosa que tengo y encuentro pisadas de armadillos, el mismo venado, ese canto de las guacharacas…”, dice.
En el país, se espera la protección o restauración de 18.000 hectáreas de bosque o áreas de alto valor de conservación. Así mismo, que 3.500 pequeños productores cumplan las exigencias del mercado, reciban entrenamiento en sostenibilidad y mejoren sus ingresos.
“Mi mentalidad es dejar esa área todo el tiempo que pueda. Y si me hacen un reconocimiento por eso, lo miraría con muy buen ojo y eso motivaría a los compañeros palmeros para que tenga su área de reserva al lado de su cultivo de palma”, dice Aristides.
El mejoramiento en el uso de la tierra redundará en un aumento de ingresos mediante una mayor eficacia en los procesos productivos. La diversificación en las fincas, la consolidación de cadenas de valor y el acceso a financiamiento y a mercados internacionales serán claves para ubicar a la palmicultura colombiana ante los grandes compradores a nivel mundial.
El sector tiene entre sus metas certificar el 75% de su producción como sostenible. Hasta 2023, solo el 27% de los cultivos han alcanzado los estándares de las normas RSPO o ISCC. Aun así, los esfuerzos de mejoramiento en los procesos de producción de los palmicultores colombianos han traído reconocimiento al país como líder en ciencia aplicada a los cultivos, sostenibilidad e innovación.
NI-SCOPS: Sendas de palma que abren paso a la paz
Como en el caso de Aristides, el cultivo de palma de aceite se ha convertido en una alternativa rentable en muchas regiones del país. También en una posibilidad de empleo que ha permitido salir de la pobreza a una importante cifra de víctimas del conflicto, en su mayoría desplazados internos. La segunda fase de las NI-SCOPS proyecta beneficiar a 110.000 pequeños agricultores a nivel global, y en el caso de Colombia servirá para consolidar los esfuerzos de los últimos años por la paz.
Aunque Colombia sea el mayor productor de aceite de palma en Latinoamérica con una producción de 1,78 millones de toneladas métricas en 2022, se estima que el aceite de palma generado por los pequeños agricultores solo representa el 5% del total. Para ampliar el acceso al comercio exterior es necesario demostrar que el aceite se produce sin deforestación, con respeto por los derechos de las personas, incluidos los laborales, además de ajustar la producción a estándares de calidad internacionales.
La segunda fase de las NI-SCOPS incluirá la implementación de soluciones ante dos consecuencias no deseadas de la Ley de No Deforestación de la Unión Europea 2023: la segregación de la cadena de suministro de aceite de palma a expensas de los pequeños agricultores en países con condiciones de producción consideradas de alto riesgo y una mayor fuga de deforestación a los mercados de los países productores, en especial africanos y asiáticos.
El programa cuenta con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Países Bajos, la Oficina de Asuntos Exteriores y Desarrollo del Reino Unido y la Commonwealth. La estrategia permitirá que la inversión social y técnica en el campo colombiano proyecte la paz con la altura de las palmas de aceite en beneficio de las comunidades rurales colombianas.