
La buena siembra trae mejores frutos. Extender modelos de producción ganadera con menor impacto ambiental y una caficultura orientada al cuidado de los bosques son acciones visibles tras el segundo año de Amazonía Connect en Colombia. La consolidación de asistencia técnica en 6.600 hectáreas de producción lechera y 1.196 registros de capacitación entre los productores cafeteros son parte de la cosecha de esta estrategia en el departamento de Caquetá.
Colombia perdió más de tres millones de hectáreas de bosques en las dos primeras décadas de este siglo. Y la región de la Amazonía es una de las áreas de mayor afectación en el país con 1,8 millones de hectáreas deforestadas. El departamento de Caquetá ha perdido biodiversidad y presenta deterioro de los suelos y contaminación de fuentes hídricas, en gran parte como consecuencia de la expansión de la ganadería extensiva.
Para revertir esta crisis ambiental, en 2023 surgió el programa Amazonía Connect, una iniciativa de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Solidaridad Network, Earth Innovation Institute, National Wildlife Federation, y la Universidad de Wisconsin-Madison, en colaboración con el Programa Regional Ambiental, para promover una agricultura de bajo carbono, así como la producción sostenible de materias primas en Colombia, Brasil y Perú.


“Gracias por habernos abierto las puertas de su casa, por compartir con nosotros las experiencias de vida, por permitirnos interactuar con ustedes y con otros productores y que entre todos aprendamos cómo producir sosteniblemente. Espero que continuemos trabajando de la mano de ustedes por mucho tiempo”.
Karen Ayala, líder de Ganadería de Solidaridad.
El segundo año de Amazonía Connect para la ganadería
Solidaridad promueve en Caquetá la transformación hacia una producción ganadera baja en carbono y libre de deforestación. El trabajo con pequeños productores de leche se orienta hacia modelos sostenibles que minimizan el impacto ambiental de la producción lechera, acompañamiento técnico para la mejora de prácticas agrícolas y modelos de negocio colaborativos que integran a todos los actores de la cadena productiva.
“Hemos implementado mejores prácticas en 6.600 hectáreas dedicadas a la producción lechera”, señala Heiber Alexander Pantevez, líder de Extensión Rural y Carbono, del programa de Ganadería de Solidaridad. Los resultados del segundo año de Amazonía Connect en ganadería incluyen diagnósticos de emisiones en 113 predios de producción lechera en el Caquetá. Esta evaluación tiene en cuenta el transporte, el manejo del estiércol y los procesos de fertilización. También los análisis de suelos en 30 fincas ganaderas han permitido proponer manejos adaptados a las condiciones locales.
El líder de Extensión Rural y Carbono destaca también la consolidación de la Escuela de Ganadería Baja en Carbono, estrategia que forma a los ganaderos en el manejo del suelo, las pasturas y el agua, la biodiversidad y prácticas ganaderas sostenibles. “En el segundo año de Amazonía Connect, cerramos con 676 personas activas en la Escuela, 39 grupos de formación que fortalecen el aprendizaje colectivo y 420 usuarios que reciben asistencia técnica a través de WhatsApp. Alrededor de 60 personas han realizado cursos de Agrolearning, sobre las prácticas críticas en los sistemas de producción ganadera asociadas a las emisiones de gases de efecto invernadero”.
En el tercer año de Amazonía Connect se proyectan alianzas con tres empresas lácteas en Caquetá: La Amaporita, Camoti y La Florida. “Nuestro foco es promover los modelos de ganadería baja en carbono y libre de deforestación. Estamos apostando por llegar a 900 ganaderos y dar alcance a 63.000 hectáreas bajo prácticas bajas en carbono”, revela Heiber Pantevez. Los planes para este año incluyen acompañamiento técnico y formación para las redes de proveedores de estas empresas, así como el diseño de soluciones financieras a partir de las necesidades de los productores.

Llegar al corazón de los productores de café
La confianza de los productores caqueteños en la propuesta de una caficultura en armonía con el medio ambiente es, para la coordinadora de Café, Deibi Yuliana López, el principal resultado del segundo año de Amazonía Connect. “En general, los proyectos en Caquetá llegan hasta las cabeceras municipales o centros poblados. Solidaridad logró llegar hasta donde están los productores, hasta sus veredas, hasta sus fincas. Por las distancias, por las complejidades del territorio y la desconfianza de la población en las instituciones, ha sido una tarea titánica”.
Deibi Yuliana reconoce que, algunas veces, los productores han tenido que interceder para pedir por la seguridad del equipo técnico en zonas donde grupos armados ilegales ejercen control. “El respaldo de la comunidad, para mí, hace parte de ese hito. Llegar a esas fincas, donde hay que caminar por horas, quedarse en esas fincas… Es un esfuerzo compartido, porque muchas veces son los caficultores los que tienen que salir y caminar esas horas para asistir a talleres y capacitaciones”.
En el segundo año de Amazonía Connect, los registros de capacitaciones llegaron a 1.196. El acompañamiento técnico a los caficultores abarca alrededor de 1.200 hectáreas en zonas sensibles para la conservación natural. “Las fincas de café están en zonas de ladera, cerca de reservas de bosque. Según nuestra línea de base, el 40% de cada finca cafetera es bosque. Todo lo que hagamos debe ser protegiendo el bosque y el agua, que son recursos vitales para la humanidad”, explica la coordinadora de café.
Además, resalta el avance del acompañamiento técnico para mejorar la productividad en la caficultura del Caquetá, en alianza con Siruma Cofee. “Cuando vemos que la mayoría de los productores no aplican fertilizantes, que traen semillas de cualquier parte y las siembran a ver si dan, es un logro tener 40.000 nuevos cafetos sembrados con prácticas bajas en carbono y que los caficultores se esmeran por tener bien esos árboles”.
Deibi Yuliana valora que, pese a las dificultades, 80 productores se acogieron a la propuesta del programa de aportar la mitad de los costos para realizar análisis de tierra. “Tenemos, incluso, productores que hacen ese análisis asumiendo la totalidad del costo”, apunta. La tarea por una caficultura rentable y protectora en el Caquetá continua, porque en la siembra hay esperanzas para el futuro de la Amazonía.