El banano que comemos hoy no es el mismo que comíamos hace 50 años. Antes sabía mejor y duraba más, pero un hongo poderoso llegó a arrasar con las plantaciones de todo el mundo. Era una enfermedad enérgica y resistente, que no se acobardaba frente a ningún químico. Fue tan vigorosa, que la única opción que encontraron los productores fue reemplazar la especie que cultivaban en ese entonces por una diferente, inmune a los efectos de este mal que podría arrasar para siempre con una fruta fundamental para la seguridad alimentaria y para la economía de millones de personas.
El TR4
Todo esto parecía historia, pero la amenaza ha regresado. El hongo ha mutado y la variedad de banano que antes lo combatía se ha quedado sin fuerzas para hacerlo. Esta nueva enfermedad se conoce como TR4 (Raza 4 Tropical) y afecta el sistema vascular de las plantas, así que no les permite que absorban agua. Surgió en Malasia hace un par de décadas, pero no se quedó allá. Pasó a Indonesia, Taiwán, Filipinas, Tailandia, China… Incluso llegó a Australia y saltó hasta África.
“Una pizca de tierra contaminada es suficiente para que el hongo se expanda como el fuego, y puede transportarse por el viento, los carros y el agua, infectando todo lo que encuentra a su paso”, asegura Dan Koeppel, autor del libro Banano: el destino de la fruta que cambió el mundo.
El TR4 fue el tema principal del VI Congreso Internacional de Banano, que no se llevó a cabo en Costa Rica, como estaba planeado, sino en Miami, del 19 al 22 de abril, para evitar el riesgo de que las personas que trabajan en Asia y África transportaran la infección hasta las plantaciones de Latinoamérica.
Entrar en materia
El congreso es un evento académico –al que asisten alrededor de mil personas de 34 países– donde se discuten las perspectivas del banano global en términos generales. En esta ocasión se habló de temas tan diversos como la evolución del negocio, los nuevos actores, las tendencias de consumo, las nuevas tecnologías, la regulación de pesticidas, el impacto de ciertas enfermedades, etc.
Adicionalmente, durante todo un día, de los cuatro que duró el evento, hubo conferencias acerca de esta amenaza que tiene en alerta a los productores de este lado del océano. Se discutieron alternativas de mejoramiento genético para crear una variedad resistente al hongo; se presentaron prácticas para tratar las plantas infectadas; se dieron a conocer estrategias para el manejo de suelos enfermos; se comentaron las mejores técnicas de prevención, y se analizaron casos de éxito de trabajo gremial para combatir los primeros brotes de la enfermedad a tiempo.
“La investigación del TR4 es como un asterisco –explica Rafael Pflucker, gerente del sector de banano en Solidaridad Colombia, quien asistió al congreso–. Tiene muchas aristas y cada país tiene diferentes aproximaciones al tema y diferentes maneras de combatirlo. Al congreso asistieron 50 expositores de primer nivel, de países tan diversos como Holanda, Francia, China, Australia, Brasil, Cuba, España y Sudáfrica, que abordaron el tema a profundidad y desde varios puntos de vista”.
Al evento asisten importantes empresas del sector bananero, desde comercializadoras internacionales, como Chiquita o Del monte, hasta empresas que fabrican avionetas para fumigación, pasando por entidades y agremiaciones colombianas como Cenibanano, Augura y Asbama, entre otras. Por esta razón, fue el espacio ideal para que la industria entendiera la gravedad de la amenaza y empezara a desarrollar una estrategia continental para tomar medidas de contención y así evitar la entrada del TR4.
Iniciativa en Colombia
En Colombia, a través de la Plataforma de Comercio Sostenible, Solidaridad ha trabajado en el tema durante los últimos meses y ha desarrollado una cartilla para que los productores entiendan cómo prevenir la entrada del hongo a las fincas del país. Esta iniciativa se sumará a la estrategia continental y se enriquecerá con las experiencias positivas que se han vivido en Ecuador, Estados Unidos y Panamá para no poner en riesgo el futuro del banano.