Coqueta la marca del café que materializa los sueños de José Eduard Muñoz, luego de toda una vida dedicado a sembrar. Coqueto también el nombre de su esposa, Flores; la principal aliada en su camino. Junto a ella ha visto crecer a sus hijos: Eduard Felipe, de 23 años, tecnólogo y trabajador independiente, y Dylan Camilo, de ocho años. Como en un cuento, el destino ligó la vida de este caucano de pura cepa a una mujer que le recuerda cada día que el amor por la tierra siempre da frutos.
Actualmente, José Eduard es coordinador en su departamento del programa Asómbrate, de Solidaridad, que permite a los pequeños productores llevar su servicio de limpiar el aire a los mercados globales de carbono. En La Sierra, su pueblo natal, lidera la apuesta de la organización comunitaria Asogrupos por el café climáticamente inteligente, que es muestra de la aplicación de la agroforestería en su finca comunitaria: La Coqueta.
José Eduard lleva en la sangre el amor por la siembra. Hijo de campesinos, cuarto entre ocho hermanos, creció con la imagen de su padre labrando las laderas de la vereda El Guindal, siguiendo toda una tradición familiar. “La vocación por el campo viene desde las raíces de mi padre, que ha sido netamente campesino, criado por mi abuelo; también caficultor y cañero”, saca a relucir. Aunque tiene el título de tecnólogo ganadero, la experiencia en contacto con la tierra le ha dado también la profesión de agrónomo.
La carrera de José Eduard dedicada a las comunidades
Nacido en una finca, con la ayuda de una partera, José Eduard respiró desde sus primeros años el aire del campo. Cuando terminó la secundaria, encontró la posibilidad de ser docente bachiller en el naciente programa de Escuela Nueva. Le correspondió una plaza en la vereda San Pedro Alto, al extremo occidente de La Sierra. Allí conoció a la mujer de su vida y su vocación para el trabajo comunitario.
Después dos años al pie del tablero, José Eduard volvió a trabajar en la parcela de su familia. Guiado por la ascendencia que tenía su padre en Asogrupos, organización que integra a pequeños agricultores de La Sierra, alcanzó un lugar en la Junta Directiva, inicialmente como tesorero. Su liderazgo le trajo oportunidades como la de ejecutar un presupuesto superior a 3.000 millones de pesos en los proyectos de Guardabosques, ligados a los programas de erradicación de cultivos ilícitos. Este plan contó con apoyo de las Naciones Unidas, en beneficio de unas 700 personas de La Sierra y Rosas.
El encuentro con Solidaridad llegó cuando la organización decidió apoyar a Asogrupos en un plan para instalar estufas ecológicas entre las comunidades de La Sierra. “Nos contribuyeron con 60 millones de pesos. Se les entregaban a los beneficiarios una estufa y 200 árboles para que los cultivaran y pudieran tomar de ellos la leña sin talar otros árboles”, recuerda José Eduard. No se necesitó mucho tiempo para que esas asesorías fueran un lazo más formal con la organización. Hoy, José Eduard es el representante directo del programa Asómbrate ante los agricultores del Cauca.
“Con Solidaridad vivo agradecido, porque llegaron a fortalecer nuestros procesos y realmente con ellos hemos crecido mucho, gracias a su apoyo. Lo que más me gusta de mi trabajo es poder llegar a las comunidades campesinas. Soy feliz cuando hago una labor social, cuando puedo llegar con algo a una comunidad”.
José Eduard Muñoz, coordinador del programa Asómbrate en Cauca
Flores que anuncian una abundante cosecha
Con su experiencia en favor de los intereses de los campesinos de La Sierra, como el suelo preparado para la siembra, José Eduard ve cómo se concretan las metas y planes de la alianza entre Asogrupos y Solidaridad. Uno de los logros más significativos fue la compra de la finca La Coqueta. Con el modelo de cultivo de café con sistema agroforestal, hoy proyectan su propia marca de café de alta calidad.
“Con Solidaridad vivo agradecido, porque llegaron a fortalecer nuestros procesos y realmente con ellos hemos crecido mucho, gracias a su apoyo”. José Eduard reconoce la importancia del impulso de la organización a los sueños de los caficultores de las montañas de La Sierra. Por ellos, por su identificación con sus necesidades y deseos, ha conocido el verdadero sentido social del trabajo.
“Lo que más me gusta de mi trabajo es poder llegar a las comunidades campesinas. Soy feliz cuando hago una labor social, cuando puedo llegar con algo a una comunidad”, afirma José Eduard. Y esa frase resume toda la motivación de su siembra. Los cafetales de La Coqueta, antes llenos de flores, hoy están tupidos de frutos entre verdes y rojos. Con el trabajo de las familias de Asogrupos vendrá la recolección, el descerezado, el lavado y el tostado. Seguramente, a la vuelta de unos meses, el café La Coqueta se venderá como prueba de que el cultivo cafetero bajo el sombrío de los árboles proyecta toda una carrera de impacto.