El día empieza antes del amanecer para Marcos Antonio Arrieta y su esposa. No ha salido el sol cuando ellos están preparando el desayuno, antes de que su hijo Emanuel vaya al colegio. Mientras el niño aprende en las clases, la fe de la pareja está en el cultivo de palma de aceite, actividad que ha cambiado las perspectivas del futuro para la familia en los últimos años.
Marcos Antonio y sus hermanos tuvieron que enfrentarse a ser forasteros cuando la familia llegó a Marialabaja, en el sur de Bolívar. “Al principio, nos dio duro la llegada a esta zona. Veíamos que las cosechas se perdían; las ventas no eran buenas, pero cuando empezamos a cultivar la palma nuestra vida cambió totalmente”, resume él, que ha vivido toda su vida del campo. Parecía que no alcanzaba todo el esfuerzo hecho por su padre para asegurarles bienestar. Pero, conforme los tallos de las palmas se han robustecido, ese proyecto de vida también se ha fortalecido y resguarda a la familia bajo su sombra.
Alternativa legal, rentable y sostenible con apoyo de Henkel y Solidaridad
La transición de los cultivos ilícitos a la siembra de palma de aceite en esta región, atormentada por el conflicto armado, le ha dado un giro a la vida de cientos de familias campesinas. En ese proceso, ha sido clave la presencia de Solidaridad. “Hemos aprendido sobre la sostenibilidad del cultivo, algo que hace que los campesinos que cultivamos la palma de aceite, podamos sentirnos orgullosos”, dice Marcos.
El cultivo de la palma de aceite es una oportunidad para abrir camino a los sueños y al futuro. Con la multinacional Henkel y Solidaridad, los palmicultores de Marialabaja han emprendido el proceso de certificación que les da el sello Roundtable on Sustainable Palm Oil (RSPO), que asegura una producción libre de deforestación. Henkel y Solidaridad mantienen una alianza global desde hace 10 años orientada a garantizar la sostenibilidad en la cadena de suministro del aceite de palma. En 2022 iniciaron el proyecto FarmToBar, que construye la trazabilidad en la elaboración de productos con aceite de palma desde los estantes hasta la granja.
“La importancia del cultivo de palma de aceite en Colombia, y en esta comunidad en particular, la resumo en estabilidad económica. La palma de aceite permite tener un cultivo lícito y, a la vez, integra a las familias palmicultoras para mejorar su calidad de vida y está permitiendo cerrar ciclos de pobreza”, explica María Goretti Esquivel, gerente del programa de Palma de Solidaridad en Colombia.
Con esa perspectiva, Henkel y Solidaridad se han articulado con el Grupo Hada y la empresa Oleoflores para garantizar la utilización de insumos sostenibles en la producción del jabón Dial, que se elabora en Colombia para su comercialización en los Estados Unidos. Dentro del programa FarmToBar, este jabón ya cuenta con la certificación RSPO. El aceite de palma sustituye los insumos animales, como el sebo. Así, el consumidor recibe un producto de calidad y sostenible desde su origen. “Muchas veces, cuando unimos esfuerzos, el todo es mayor a la suma de las diferentes partes. Y aquí encontramos, en FarmToBar, todos los actores de la cadena unidos bajo un solo objetivo, que es poder construir una cadena trazable para un jabón sostenible desde el productor al consumidor”, explica Joel Brounen, country manager de Solidaridad en Colombia.
“La importancia del cultivo de palma de aceite en Colombia, y en esta comunidad en particular, la resumo en estabilidad económica. La palma de aceite permite tener un cultivo lícito y, a la vez, integra a las familias palmicultoras para mejorar su calidad de vida y está permitiendo cerrar ciclos de pobreza”.
María Goretti Esquivel, gerente del programa de Palma de Solidaridad en Colombia
Henkel y Solidaridad: por los productores y el medio ambiente
Henkel tiene entre sus objetivos llegar al abastecimiento responsable de aceite de palma en un 100% para 2025. El proyecto FarmToBar incluye a 520 pequeños y medianos productores de palma de aceite, que son proveedores de Oleoflores. La estrategia ha traído un impacto positivo para unos 1.050 trabajadores en un área total de cultivos de 14.600 hectáreas. Dentro de la cadena de suministro de Henkel, Hada y Oleoflores se monitorea y controla la producción de 18.000 toneladas de aceite de palma crudo y sus derivados desde la plantación hasta la estantería.
Los productores que son supervisados dentro del programa tienen acceso a los datos de cumplimiento de las exigencias de la RSPO. El proyecto los apoya, al igual que a otros 110 pequeños productores que ya cuentan con la certificación de su producción, para garantizar el cumplimiento total. Los 520 pequeños y medianos productores inscritos en FarmToBar tienen acceso a un servicio de extensión rural basado en datos, que les brinda estrategias de formación innovadoras, personalizadas y rentables. Así mismo, pueden acceder a productos financieros inclusivos para aumentar su productividad, ingresos y lograr los estándares de sostenibilidad.
Gracias a todo este entorno, las familias palmicultoras de Marialabaja ahora aprovechan cada día para cultivar un futuro en el que el amor por la tierra, que heredaron de sus padres y abuelos, pueda renovarse con sus hijos. Así lo ha vivido Marcos Arrieta, un apasionado del campo y del trabajo, que honra el legado que recibió de su padre.
Cada mañana junto a su esposa, cuando Emanuel se va para las clases, Marcos Antonio espera que su esfuerzo sea el camino que le permita a su hijo, más adelante, encargarse del cultivo familiar. Pero su anhelo ya no es solo el de transmitirle el valor de la vida del campo, sino que sea un empresario del agro.
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