Seguramente sin pensarlo entonces, a los 19 años, cuando llegó al Caquetá, Esther Julia Marín inició una nueva vida. De su natal Valle del Cauca, se mudó con sus padres a Florencia. La puerta de la Amazonía abrió para ella caminos que aún recorre cincuenta años después. En el Caquetá se enamoró y encontró a su esposo, con quien comparte todas sus luchas y empresas desde hace 45 años. Desde entonces, su tarea diaria está en la producción lechera, con la que consiguen el sustento para ellos y sus tres hijos.
Con 21 años, Esther se trasladó a la finca El Competidor, que inició su padre, en el municipio de Solita. El predio de 200 hectáreas está en la vereda Campo Lejano, que en esos días se conocía como La Marina, porque prácticamente todos los propietarios de predios eran parientes, de apellido Marín. Cuando el padre de Esther murió, ocho años después de haber llegado al Caquetá, ella y su esposo compraron la finca.
Esther Julia, de familia numerosa, ha tenido que empezar a despedirse de buena parte de los integrantes de su hogar original. Apenas en octubre falleció su madre, y en la pandemia, perdió a cuatro de sus hermanos. Pero la muerte que más la marcó, fue la de su padre: “Fue algo desconocido para mi familia. Estábamos acostumbrados a que mi papá fuera el encargado de traer el mercado y darnos el sustento. Tuvimos que vivir un cambio fuerte y aprender a trabajar y pagarnos nuestros gastos”, cuenta.
Conocimiento que trae mejoras
Siempre apoyada por su esposo, Esther Julia ha honrado la memoria de su padre con los frutos de su trabajo en el campo. En 2004 compraron su segunda finca: Las Gaviotas, donde concentraron su producción lechera con las vacas que ya están por parir. “En este momento tenemos 26 vacas paridas, que producen entre 55 y 60 litros de leche diarios, en promedio”, precisa Esther.
Hace unos 2 años, conocieron el programa Amazonía Connect y su Escuela de ganadería baja en carbono, iniciativa en la que Solidaridad participa con la formación que sus técnicos entregan a los productores. Con las enseñanzas de la Escuela, orientadas a desarrollar formas de producción más eficientes en beneficio del medio ambiente, Esther ha visto reverdecer sus pastos. “Hemos aprendido a preparar abonos orgánicos y hemos visto mucho el cambio. Estoy muy contenta con este programa, porque ha sido de mucho beneficio para nosotros en la finca”, cuenta.
Amazonía Connect es una iniciativa de USAID, Solidaridad, Earth Innovation Institute, National Wildlife Federation, y la Universidad de Wisconsin-Madison. En colaboración con el Programa Regional Ambiental para la Amazonía, productores, compañías, gobiernos locales e instituciones financieras, Amazonía Connect promueve y escala la adopción de una agricultura de bajo carbono y la producción sostenible de productos básicos en Brasil, Colombia y Perú.
Más allá del aporte de la Escuela en lo técnico, Esther y su esposo hoy valoran la importancia de cuidar la naturaleza con la orientación de la Escuela de ganadería baja en carbono. Ahora trabajan en la arborización de sus fincas con especies como yopo y melina, útiles en sistemas silvopastoriles. Esther, que ya da lección de lo aprendido, cuenta que con los árboles buscan mejorar sus procesos ganaderos y aumentar sus reservas de pasto, lo que beneficia también su producción lechera. “También se le proporciona sombrío al ganado, que es algo que les hace mucha falta a los animales. Además, los árboles también ayudan a mantener la humedad en la tierra”.
“Hemos aprendido a preparar abonos orgánicos y hemos visto mucho el cambio. Estoy muy contenta con este programa, porque ha sido de mucho beneficio para nosotros en la finca. Hemos visto la mejoría y esperamos mejorar mucho más. Lo más importante que hemos aprendido es que se debe fortalecer el cuidado del medio ambiente, evitar las quemas y cuidar las aguas”.
Esther Julia Marín, productora ganadera en Solita, Caquetá
“Doña Esther Julia nos abre las puertas a todos los que llegamos a su hogar. Cuando hace los pedidos a sus proveedores, consulta si los insumos que va a comprar son adecuados para el medio ambiente, aún con el esfuerzo económico que implica adquirir esos productos, frente al costo de los que son más tóxicos. Ella es un apoyo en la vereda para el programa de promotores, con los estudiantes de los últimos años en la escuela rural”.
Yerlis Barón, gestora educativa del programa de ganadería para Amazonía Connect
Esther Julia y su herencia de servir a la comunidad
Con su integración a este programa y la relación que ha tejido con los técnicos de Solidaridad, Esther ha extendido el liderazgo que tiene en su vereda, herencia de su padre. Hace parte de asociaciones de productores, perteneció por años a la Junta de la Acción Comunal de la vereda, como secretaria, tesorera y presidente de la organización que fundó su papá y presidió hasta sus últimos días.
De la mano de la Escuela de ganadería baja en carbono, Esther y su esposo han conseguido grandes cambios en sus procesos productivos y en su mentalidad: “Hemos aprendido gracias a las visitas de Hernán Darío, el técnico, y la profe Yerlis. Aquí, en mi casa, se hacen las reuniones. Hemos visto la mejoría y esperamos mejorar mucho más. Lo más importante que hemos aprendido es que se debe fortalecer el cuidado del medio ambiente, evitar las quemas y cuidar las aguas”, explica.
Esther se ha convertido en multiplicadora del conocimiento que ha ido recibiendo. En sus fincas ha abolido las quemas y se ha comprometido con la arborización. También presta su apoyo para llevar estas enseñanzas a los jóvenes de últimos grados de bachillerato, lo que le ha valido el reconocimiento de Yerlis Barón —la profe Yerlis—, de la Escuela de ganadería baja en carbono. (lea el artículo: La profe Yerlis tiene un aula en WhatsApp para los ganaderos de Amazonía Connect) “Doña Esther Julia nos abre las puertas a todos los que llegamos a su hogar. Cuando hace los pedidos a sus proveedores, consulta si los insumos que va a comprar son adecuados para el medio ambiente, aún con el esfuerzo económico que implica adquirir esos productos, frente al costo de los que son más tóxicos. Ella es un apoyo en la vereda para el programa de promotores, con los estudiantes de los últimos años en la escuela rural”, detalla.