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Desde Inguapí del Guadual, Sammy canta lo que se vive y se sueña, entre palmas, en Tumaco

Así suena la palma detalle
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Dos muchachos caminan por un pasadizo de Tumaco. Sus pasos, que son baile también, van con un tumbao de salsa que empieza en el piano. La historia de Samuel Dájome no es posible sin que suene salsa choke, salsa urbana, afrobeat o reguetón, la música que mueve hoy los cuerpos de los jóvenes en este puerto de Nariño. Y es más fácil si se habla de Sammy la Cultura, el nombre con el que lo conocen en las redes sociales y en los escenarios.

La música sonó siempre a su alrededor, en la vereda Inguapí del Guadual, donde Sammy fue un terremoto infantil, y en la cabecera municipal, donde fue a terminar el bachillerato después del noveno grado, que era el límite en la vida del campo. “En Tumaco, en la zona rural, se vive a pesar de las dificultades, con menos oportunidades. Hay muchas desigualdades, pero con todo eso se vive. Se respira un ambiente más fresco, sin tanta contaminación. En el campo es que se produce la economía de este territorio en su gran mayoría. Es un territorio biodiverso y muy cultural; hay variedad en la música de diferentes áreas”, destaca. A los 16, la música que suena en la tierra cambió en definitiva la vida de Sammy.

“La música ha marcado un antes y un después en mi vida. Yo era una persona normalita, la oveja negra de la familia. Yo era desordenadísimo, yo destruía hasta un balín. A raíz de la música me volví un hombre serio”, —bromea Sammy, de casi 1,90 metros, negro, fuerte y bueno para bailar; varias de las cualidades características de este rincón del Pacífico colombiano juntas—. Ahora, después de la música, soy la oveja buena, el orgullo de la familia y del pueblo, de la zona donde vivimos”. 

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Sammy demuestra que el arte, el estudio y el trabajo pueden ir de la mano

Sammy y tres amigos más del colegio formaron el dúo Mario y Sammy, en 2016. Presentaban su música en otros colegios y participaron también del concurso La canción mensaje, en la Semana por la Paz de la Casa de la Memoria de Tumaco. “Ganamos, y así pudimos ir a grabar nuestra primera canción en la Casa de la Cultura”, cuenta. Desde allí, con Rimante, el productor que recibió en su estudio a estos dos muchachos con sus líricas y sus bailes, han venido pegando éxitos que son imposibles de oír sin contagiarse con el ritmo. Sus canciones han sonado en Satinga, Mosquera, Ipiales y Túquerres, en el departamento de Nariño, e incluso en Bogotá y Ecuador.

Un vecino, trabajador de una empresa extractora de aceite de palma, llegó donde su primo José Luis —enfermero en el Hospital San Andrés de Tumaco— con la noticia de la convocatoria de Solidaridad para el proyecto Así suena la palma. “Él me dijo que había un concurso alrededor de la producción de la palma y pam pam pam”, recuerda Sammy. Después de audicionar, llegaron juntos al taller Inspirarte, con el productor Óscar Caballero, espacio de selección para los participantes en el sur del Pacífico. 

Al hacerse un cantante tan reconocido en cuanta fiesta se arma en Cumaral y pueblos cercanos, le ha caído bien tener un apoyo gerencial. La administradora del casino de la empresa, le preguntó un día por qué sus compañeros le decían Giovanny Ayala y luego vio sus videos cantando y terminó por convertirse en su mánager. “Patricia es buenísima para hacer contactos. Mucha gente la contacta a ella y ahí me han salido muchas presentaciones”, recalca Milton. Por regla general, le pide a una persona cercana que lo acompañe a cada presentación. A ella la invitó para un evento en Acacías. “Le dije: cualquier cosa, usted dice que es mi mánager. Era una broma, pero empezó a funcionar. Ella ha sido muy importante en este proceso, porque yo llego, canto, hago mi show, pero me da pena hablar”.

Cuando le tocó el turno de mostrar su talento, prendió la fiesta con una canción del repertorio de Mario y Sammy, que pinta con la gracia de la salsa choke la vida de muchos en el puerto. “Ay ay ay ay, está dura, muy dura esta situación. Voy a empeña’ el televisor pa’ compra’ una botella’e ron. Ay ay ay ay, está dura, muy dura está situación. Si no cambia está situación, me va a tocar vende’ un riñón”. Pero la situación ya no está tan dura, ha mejorado desde que la familia inició con el cultivo de palma de aceite. En el punto de inflexión coincidieron la palma, la música y la llegada a la cabecera de Buenaventura a continuar los estudios. Hoy, a Sammy solo le falta la graduación para tener el título de sociólogo de la Universidad de Nariño. Además de cantante, trabaja en el cultivo familiar con corteros, muleros y recolectores. “Yo antes hacía de mulero y ahora me toca ayudar a subir fruto al carro —explica Sammy—. Aunque yo soy administrador”, apunta.

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“A mí me fluye la música en medio del ruido. Es raro, porque la mayoría de artistas grandes dicen que, para inspirarse prefieren, por ejemplo, los sonidos de la naturaleza”, cuenta Milton. “Puede que esté sofocado, limpiando la caldera, y se me va ocurriendo la música”.

Milton Piñeros, cantante y palmicultor de Cumaral, Meta.

La palma, la oportunidad de crecer, cambiar y ayudar

La palma de aceite se ha convertido en el motor de la economía para Sammy y su familia. “La palma ha sido positiva en el sentido que he visto el avance en nuestra familia”, cuenta. Aparte del cultivo, el transporte del fruto hasta la planta extractora es ahora una oportunidad para seguir creciendo en la cadena de producción. También la música ha sido el lugar en el mundo para Sammy. “En mi familia pudieron ver el cambio que la música provocó en mí. Mi mamá, mi papá y mi hermana menor me apoyan y están muy pendientes de lo que hago. La verdad, me ha ido muy bien, en el sentido que la gente me apoya y está alegre de mis logros”.

Cuando le preguntan por la felicidad, la mente de Sammy viaja a la esencia de su hogar en Inguapí del Guadual. “Un momento feliz es cada vez que como comida hecha por mi mamá: unos langostinos, costilla ahumada o tapado de pescado”. Junto a los sabores de su tierra, lo enamoran sus paisajes y su gente. Y ese orgullo por ser tumaqueño lo acompaña en los escenarios.

Otra alegría, se la trajo su participación en la convocatoria Así suena la palma. “Me alegré cuando me enteré de que había sido seleccionado. Uno siempre quiere ganar”. La voz de Sammy la Cultura tiene el sabor de Tumaco a la canción hecha con las historias de las familias que siembran su futuro con la palma y empeñan su trabajo para hacerlo posible.

CONTACTO

María Goretti, Solidaridad
María Goretti Esquivel

Gerente Programa Palma de Aceite

Colombia

[email protected]

Joel Brounen

Gerente Solidaridad

Colombia

joel.brounen@solidaridadnetwork.org

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