A muchas mujeres cafeteras de Colombia los roles dentro del cultivo o en el negocio familiar les vienen asignados por su género: se cree que las mujeres no están para el trabajo fuerte de campo o para las finanzas, para la negociación o para la toma de decisiones. Y cuando se habla de participación en instancias políticas, la situación se copia casi igual del terreno doméstico, o de la finca, al comunitario o gremial.
Según las últimas elecciones cafeteras, que tuvieron lugar en 2018, en los Comités Municipales la participación femenina aumentó de 16% a 24%, mientras que en los Departamentales la cifra pasó del 8% al 15% entre 2014 y 2018. Si bien hay un avance en los últimos 4 años en términos de representación femenina en las instancias gremiales, todavía hay una brecha por cerrar para lograr paridad en el sector.
“Si bien los resultados de las últimas Elecciones Cafeteras demuestran avances en la participación de mujeres en la dirigencia gremial, aún existe una necesidad sentida por fortalecer el liderazgo de las mujeres cafeteras no solo a nivel gremial, sino también en organizaciones de base comunitaria para empezar a reducir las inequidades de género del sector”, asegura Claudia Cardona, coordinadora de proyectos de Café de Solidaridad en Colombia. “La participación en el sector gremial es también una consecuencia del empoderamiento social y económico de las mujeres en la esfera privada, entre sus familias y comunidades”.
Así nació el Proyecto de Habilidades de liderazgo para la vida diseñado por Solidaridad, financiado por Advocafé y validado por la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), Caravela Coffee, ECOM y RGC Coffee. Con este proyecto, se espera en 2019 capacitar y empoderar a más de 150 mujeres cafeteras y sus familias en los departamentos de Risaralda y Huila.
Esta primera fase del proyecto contempla la capacitación y acompañamiento en el desarrollo de competencias blandas asociadas al liderazgo a grupos asociativos productores de café que tienen alta representación de mujeres. A partir de sus resultados, se proyecta una segunda fase centrada en fortalecer el empoderamiento político de las mujeres cafeteras, con el fin de lograr un mejor balance de género en los puestos de liderazgo gremial y comunitario, y promover la participación de las mujeres cafeteras en espacios de decisión a nivel local y regional.
“Si queremos prosperidad en las familias cafeteras debemos moverla a través de las mujeres. En las familias y comunidades en las que las mujeres participan en la toma de decisiones hay mayores opciones de progreso. Las mujeres tienen un rol muy importante, por ejemplo, en el traspaso de la cultura: si queremos cadenas de abastecimiento en el largo plazo, la mujer juega un papel fundamental en tratar de pasar su tradición cafetera a sus hijos. Ellas no hablan de su finca, hablan de su empresa cafetera”, asegura Ángela Peláez, gerente de RGC Coffee en Colombia, una de las instituciones socias del proyecto.
DEL FORTALECIMIENTO SOCIAL Y POLÍTICO AL ECONÓMICO
“Con estos talleres aprendemos lo valiosas que somos, que no solo somos amas de casa sino mujeres que podemos aportar a la sociedad y sacar adelante y fortalecer nuestra Asociación de Mujeres”, asegura Lucerito Martínez, asistente a uno de los talleres del proyecto en La Celia, Risaralda.
Parte del proceso de empoderamiento de las mujeres dentro de las comunidades se da a través de talleres, que incluyen a la familia (sus esposos e hijos).
“Estos talleres de liderazgo nos han llevado a entender que nuestras fincas son empresas que podemos a través de estas generar más valor social en la familia y en la comunidad. Todo parte de la valoración por nuestro propio ser”, aseguró Luz Dora Castaño de la Asociación de Mujeres Celianenses Cafeteras.
Una vez las mujeres empiezan a tener resultados en su negocio, y eso lo enseñó el caso de Las Rosas, en Huila, que precedió este proyecto, sus familiares empiezan a creer en ellas, las comunidades empiezan a apoyarlas y eso genera un cambio importante para todos: el fortalecimiento social y político, así como el económico están íntimamente ligados.
“Todo trabajo que hagas con mujeres tiene que ser un caso de negocio para ellas, de nada sirven capacitaciones si no tienen el espacio para desarrollar oportunidades y empoderarse económicamente. El acompañamiento en temas de liderazgo, el fortalecimiento político y social, debe de ir de la mano con guiarlas para la obtención de recursos”, aseguró Ángela Peláez.
EMPEZAR POR EL CAMBIO DE ROLES
Un estudio realizado por Solidaridad como parte de la coordinación del trabajo con Global Coffee Platform, denominado Análisis de la equidad de género en el sector de café en Colombia, estableció que un gran obstáculo para el acceso y la representación igualitaria dentro del sector son los roles dentro del hogar y el negocio, predefinidos por el género.
“Se considera que el ámbito “natural” para el desempeño de los hombres es el productivo; y el de las mujeres, el reproductivo. La participación de ellas en el ámbito comunitario, cada vez más abierto a que ocupen posiciones de poder, sigue configurada en buena medida por el desempeño de roles asociados al cuidado, muy propios del ámbito reproductivo”, aseguró Claudia Cardona, de Solidaridad.
Precisamente, con el trabajo previo realizado con Las Rosas se logró profundizar en estos roles y hacer conscientes a los hombres y las familias de la importancia de la repartición de tareas dentro del hogar y dentro del negocio familiar. En los talleres de liderazgo el enfoque es similar, se trabaja con las familias sobre esta distribución de roles para generar conciencia sobre posibles cambios en las visiones de género que pueden ser aplicados desde el hogar y escalarlos a la esfera comunitaria y gremial.
“Cuando se hacen estos ejercicios nos damos cuenta de que las mujeres no han sido valoradas, ellas complementan y armonizan los espacios del trabajo y son el pilar de la familia. En los escenarios rurales se hace muy valioso este trabajo, ya que a través de ejercicios muy sencillos llevados a la práctica se promueve la importancia de reconocer el aporte de cada miembro de la familia, porque es un trabajo en equipo”, aseguró Franklin Echeverry caficultor de La Celia y exrepresentante gremial del Comité Departamental de Cafeteros de Risaralda.