Centroamérica, México y El Caribe fueron azotados por el huracán Eta a principios de noviembre de 2020. Con millones de personas que deben lidiar con la inseguridad alimentaria, reconstruir sus hogares y superar una pérdidas inmensas, Solidaridad sigue comprometida con el objetivo de construir una economía más resiliente en la región.
El huracán Eta azotó una Centroamérica ya vulnerable
Eta tocó tierra en la costa noreste de Nicaragua como un huracán de categoría 4 el 3 de noviembre, moviéndose lentamente a través de la parte norte del país y hacia el este de Honduras. Durante tres días, continuó hacia Guatemala y luego hacia el Caribe.
Durante su paso, el huracán Eta se degradó a tormenta tropical y luego a depresión tropical, empapando comunidades vulnerables en Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador. El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de los Estados Unidos registró más de 600 mm de lluvia en el pico de la tormenta y velocidades máximas del viento de hasta 235 km / h.
Eta provocó el aumento de caudales de los ríos, inundaciones y deslizamientos de tierra que han impulsado la acción inmediata de las agencias nacionales de gestión de desastres en estos países. El amplio alcance y rango de las lluvias de Eta también causó impactos significativos en Panamá, Costa Rica, Belice y el sureste de México, que también vieron los efectos combinados de un frente frío pasajero.
En Honduras las personas usaron lanchas para evacuar las áreas afectadas luego del paso del huracán Eta por la región centroamericana.
Los efectos del cambio climático
En las plantaciones de café, los pequeños agricultores han visto los efectos devastadores del cambio climático a través de crisis como la epidemia de roya del café y otras amenazas para el rendimiento de sus cultivos. El cambio a los patrones de lluvia esperados a través de sequías generalizadas por un lado e inundaciones repentinas por el otro impacta directamente en los rendimientos de los cultivos, lo que resulta en una mayor inseguridad alimentaria y vulnerabilidades económicas para los productores.
Según el NHC, típicamente seis de un promedio de 12 tormentas tropicales se convierten en huracanes sobre el Océano Atlántico, el Mar Caribe o el Golfo de México durante la temporada anual de huracanes. En 2020, se habían formado 29 tormentas sobre el Atlántico cuando Eta se convirtió en tormenta tropical, que rompió el récord anterior de 2005.
Los eventos meteorológicos como Eta también se han vuelto más intensos y destructivos como resultado del cambio climático. Según un estudio publicado en Nature, a fines de la década de 1960, la intensidad de un huracán típico disminuiría en un 75% durante el primer día después de tocar tierra, mientras que ahora la disminución se ha reducido al 50%.
«Nuestros hallazgos sugieren que a medida que el mundo continúe calentándose, el poder destructivo de los huracanes se extenderá progresivamente más hacia el interior», afirman los investigadores.
Según un informe de Germanwatch publicado en 2019, cinco de cada diez países más afectados por el cambio climático en el período de 20 años entre 1998 y 2017 pertenecen a las regiones de Centroamérica y el Caribe. Entre los tres más afectados a nivel mundial por eventos climáticos extremos en ese período de tiempo se encuentra Honduras, en segundo lugar después de Puerto Rico. Nicaragua ocupa el sexto lugar.
¿Qué podemos esperar de las secuelas del huracán Eta?
La tormenta afectó a más de 3,3 millones de personas en la región. Aproximadamente 114.000 se encuentran en albergues, sin poder regresar a sus comunidades. Muchos de ellos son los productores que traen comida a nuestra mesa todos los días. Eta también dejó miles de hectáreas de cultivos dañados, así como importantes daños a la infraestructura vial y a la propiedad.
Los daños aún no se han cuantificado por completo, pero podemos esperar interrupciones en las cadenas de valor de frutas y verduras, aceite de palma y café como resultado de los daños de la tormenta.
Ahora, unos días después del paso del huracán Eta, una nueva tormenta llamada Iota amenaza el área.
“Se espera que el huracán Iota de categoría 5 produzca vientos extremos y marejadas ciclónicas potencialmente mortales a lo largo de partes de la costa del noreste de Nicaragua, junto con inundaciones repentinas potencialmente mortales en Centroamérica”, advirtió el NHC el 16 de noviembre.
En el corto y mediano plazo, podemos esperar consecuencias difíciles, como escasez de producción o interrupciones en la entrega, en las diversas cadenas de valor agrícola en la región de Centroamérica, México y el Caribe, un área que ya se encontraba en condiciones vulnerables antes de que el huracán Eta tocara tierra a inicios de este mes y el huracán Iota lo hiciera días después.
Eventos difíciles como estos muestran que mientras los agricultores luchan por lograr un precio justo por los cultivos que producen, también deben enfrentar los efectos del cambio climático. Estos efectos finalmente se transfieren a todos nosotros, los consumidores finales.
Para Solidaridad, este es un poderoso motivador y la razón por la que nos comprometemos a seguir trabajando para apoyar los esfuerzos de recuperación. Estamos en comunicación activa con nuestros socios para evaluar los daños. Usaremos esta información para generar una respuesta que ayude a los productores, sus comunidades y el sector privado a restaurar los medios de vida y los negocios lo más rápido posible y a abordar las necesidades a largo plazo de construir una economía resiliente y regenerativa para la mitigación y adaptación al cambio climático.