Colombia, Ganadería, Historia

“El campo tiene el potencial más grande del mundo”, dice Valeria Ríos, la mujer detrás de la Escuela de Café Mis Ancestros

Valeria Ríos junto a Deibi Yuliana López, de Solidaridad Colombia, quien ha acompañado el proceso de creación de la Escuela de Café Mis Ancestros en la vereda Chamuscados en Fredonia (Colombia). Foto: Cortesía Escuela de Café Mis Ancestros. ©️

Tiene 28 años y la voz firme de quien aprendió a hablar en reuniones comunitarias, en ferias de café y frente a niños y niñas que ahora repiten sus palabras con acento montañero. A Valeria Rios le gusta decir que ser montañera no es un adjetivo, sino un motivo de orgullo: “Nos dicen montañeros como si fuera algo malo. No saben que venimos de la montaña, que somos la montaña. Y eso se nota hasta en la forma de hablar”, afirma.

Desde esa convicción nació la Escuela de Café Mis Ancestros, un programa educativo rural que echará raíces en la vereda Chamuscados, en el municipio de Fredonia (Antioquia). Allí, estudiantes desde preescolar a quinto grado se reunirán para aprender sobre el cultivo del café, su historia, su vínculo con el territorio y sus posibilidades como emprendimiento.

La iniciativa es liderada por Valeria, caficultora local, quien creó la escuela como una forma de fortalecer la identidad rural y promover el arraigo en las actuales generaciones. “No es solo por emprender. Lo hago por mostrar la cultura, la tradición, el linaje. El campo tiene el potencial más grande del mundo”, explica.

Mucho antes de fundar una escuela, Valeria ya sembraba raíces desde otros espacios. En Navidad organizaba actividades para los niños de la vereda con ayuda de amigos y vecinos.

Lanzamiento de la Escuela de Café Mis Ancestros

Esa vocación de servicio y compromiso con su comunidad se consolidó el 7 de junio de 2025, cuando se realizó el lanzamiento oficial de la Escuela de Café Mis Ancestros en la sede rural de la vereda Chamuscados de la Institución Educativa Minas, en Fredonia. La iniciativa busca fortalecer la educación rural con un enfoque territorial, construyendo conocimiento a partir de la cultura y la identidad campesina.

Con un sombrero montañero, un poncho rayado y el carriel al hombro, Valeria Rios lideró el acto de apertura acompañada por los niños y niñas que harán parte de la Escuela de Café Mis Ancestros. “Esto no es un disfraz, esto es cultura. Esto es mi tierra y la represento con cariño y respeto”, señaló, reafirmando su decisión de hacer de la identidad campesina una herramienta de formación para las actuales generaciones.

Valeria consolidó la creación de la Escuela con determinación y liderazgo, articulando esfuerzos para materializar su visión educativa en el territorio. Su trabajo fue reconocido en 2024 por Nestlé, que le otorgó el premio “Década del Millón” en reconocimiento a su compromiso con el desarrollo rural y el fortalecimiento de la caficultura al frente de la marca Café Mis Ancestros

El reconocimiento, sumado al acompañamiento de Solidaridad, le permitió a Valeria poner en marcha la iniciativa y expandir su impacto en la comunidad. Para ella, la escuela no es solo un proyecto: es la síntesis de todo lo que ha aprendido —y de cada paso que ha dado— en su trayectoria como mujer rural, emprendedora y lideresa. 

“Nos dicen montañeros como si fuera algo malo. No saben que venimos de la montaña, que somos la montaña. Y eso se nota hasta en la forma de hablar”.

Valeria Ríos, creadora de la Escuela de Café Mis Ancestros.

Valeria Ríos muestra su café en un evento de promoción. Foto: cortesía Nestlé Colombia / nestle.com.co.

El respaldo de Solidaridad: sembrando confianza y liderazgo

Valeria hace parte de la Escuela de Jóvenes Emprendedores de Solidaridad, donde ha recibido acompañamiento, formación y apoyo para fortalecer sus ideas y convertirlas en un proyecto educativo que hoy beneficia a las actuales generaciones del campo. “La Escuela de Jóvenes Emprendedores me dio alas para volar, me brindó herramientas, amigos y confianza”, afirma Rios.

La Escuela de Jóvenes Emprendedores es una iniciativa creada por Solidaridad en alianza con Nestlé, como parte del programa global Iniciativa por los Jóvenes. 

Su objetivo es fortalecer el relevo generacional en la caficultura, ofreciendo a jóvenes rurales herramientas para construir proyectos de vida sostenibles. El proceso formativo combina cursos virtuales y talleres presenciales enfocados en liderazgo, desarrollo de modelos de negocio y conexión con mentores y potenciales financiadores.

Valeria Ríos obtuvo el primer lugar en el concurso “La Década del Millón”. Su proyecto, la Escuela de Café Mis Ancestros, fue elegido por su enfoque en promover el relevo generacional y fortalecer la identidad cafetera entre niños y jóvenes del campo.

“Gracias a Solidaridad fue que vi la convocatoria de la Década del Millón de Nestlé. Ellos estuvieron ahí todo el tiempo, ayudándome a formular el proyecto, a corregir lo que estaba mal, a darme ideas, a darme confianza. Solidaridad me regaló la fe y la certeza de que se podía lograr. No solo a mí, sino a todos los jóvenes que participamos”, expresa Valeria Ríos, creadora de la Escuela de Café Mis Ancestros.

En Colombia, el relevo generacional es uno de los grandes desafíos de la caficultura. Conscientes de esta realidad, Solidaridad ha impulsado programas de formación para jóvenes rurales, como la Escuela de Jóvenes Emprendedores, y ha acompañado proyectos concretos como Café Mis Ancestros, liderado por Valeria Ríos.

El acompañamiento que recibe —al igual que los jóvenes que hoy hacen parte de la Escuela de Jóvenes Emprendedores— es fundamental para fortalecer su liderazgo y convertir la iniciativa en un proyecto sólido que inspira a otras comunidades rurales. “Están pendientes de nosotros en todo el proceso”, expresa.

Para Solidaridad, este trabajo significa sembrar las bases de un sector caficultor sostenible, donde jóvenes como Valeria puedan construir proyectos de vida y convertirse en líderes en sus comunidades. 

Deibi Yuliana López, coordinadora de proyectos del Programa Café de Solidaridad en Colombia, ha sido fundamental en el acompañamiento a Valeria y destaca su liderazgo: “Valeria está con nosotros desde el inicio de la Escuela de Jóvenes Emprendedores. Ha sido una líder en su comunidad, forma parte del comité de cafeteros y representa a las mujeres cafeteras de su municipio. Siento que hay un gran valor en lo que está haciendo: conectar las raíces culturales, las tradiciones y llevar esa esperanza a los niños”.

Sin embargo, Valeria ahora enfrenta el reto de cambiar el nombre de su marca por motivos legales. A pesar de ello, afirma con determinación que el proyecto seguirá representando todo aquello que ha defendido y construido con tanto esfuerzo. “No va a perder esa esencia. Va a seguir representando lo que tanto he defendido”, asegura.

Para ella, registrar un nuevo nombre no significa renunciar a sus raíces, sino demostrar que hacer crecer su emprendimiento de manera profesional puede ir de la mano con el arraigo cultural. La imagen de su abuelo —quien la crio—, estampada en cada empaque, seguirá siendo un homenaje vivo a quienes sembraron sin saber a qué sabía su café.

¿Qué se enseñará en la Escuela de Café Mis Ancestros?

“Quiero que los niños conozcan su territorio, que sepan qué es Fredonia y qué es el café. No pretendo que sean caficultores, quiero que tengan herramientas y se sientan orgullosos del campo”, explica Rios. 

El currículo estará diseñado con un enfoque integral, adaptado a la realidad rural. Los contenidos incluirán:

  • Ciclos del café: siembra, cosecha, secado y beneficio del grano.
  • Identidad cultural: tradiciones montañeras, expresiones campesinas y costumbres locales.
  • Educación ambiental: conocimiento y cuidado de la biodiversidad local.
  • Historia del café en Colombia: conexión con relatos familiares y territoriales.
  • Emprendimiento rural: habilidades básicas para la gestión de proyectos.
  • Inglés aplicado al café: términos básicos del comercio y la producción.

 

Educación rural con enfoque cultural

Uno de los objetivos del programa es recuperar el valor de la cultura campesina en el aula. En lugar de imponer modelos externos, la escuela parte de la experiencia local para construir conocimiento y autoestima. Se planea utilizar metodologías participativas, el juego y el trabajo en equipo, con contenidos diseñados para generar conexión entre los estudiantes y su entorno rural. 

Cuando comiencen las clases, se espera que ocurran entre bancas de madera, rodeadas de dibujos de cafetales, mapas del municipio y una taza en miniatura pintada por cada estudiante. Afuera, los cafetos aún verdes esperan la próxima cosecha.

Ser mujer en el campo también es romper esquemas

Emprender en el campo también es aprender a celebrar las pequeñas conquistas. Valeria recuerda como un gran hito el día que logró comprar su propia bomba fumigadora: “Para muchos puede ser normal, pero para mí fue un logro”.

Antes debía pedir prestado o buscar alternativas improvisadas para cuidar sus cultivos. Tener esa herramienta, cuenta, simbolizó algo más que eficiencia: fue la prueba tangible de que su esfuerzo diario daba frutos.

Para Valeria Rios, emprender desde lo rural no solo ha significado trabajar la tierra, sino desafiar las expectativas impuestas por una sociedad profundamente machista. “Ser mujer es complejo en el campo. Muchos aún creen que estamos hechas solo para la cocina, para esperar al esposo. Pero yo rompí barreras”, afirma con firmeza. 

En un entorno donde todavía sorprende ver a una joven liderar un proyecto cafetero, Valeria ha demostrado que el liderazgo femenino tiene voz, fuerza y botas puestas. 

“Las mujeres del campo ya no usamos delantal: usamos micrófono, carriel y botas. Me han dicho ‘usted cómo hace eso, si es mujer’, pero eso me impulsa aún más. Yo no me dejo definir por esos límites”, afirma con determinación.

Un mensaje para la infancia rural

Más allá de enseñar a sembrar o procesar café, la Escuela de Café Mis Ancestros propone una mirada distinta del territorio. A través del trabajo con niños y niñas, Valeria Rios plantea que el campo no debe entenderse solo como un lugar de origen, sino como un espacio posible para construir proyectos de vida.

 

“No hay barreras que no puedan romperse cuando sueñas en grande y crees en ti”, dice, convencida de que el arraigo también se cultiva.

Valeria Ríos, creadora de la Escuela de Café Mis Ancestros.

CONTACTO

Carlos Isaza

Gerente Programa Café

Colombia

[email protected]

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