Solidaridad y la asociación de productores AIBA están desarollando una metodología para estimar el balance carbono (emisiones y secuestro) ligado a distintos usos del suelo y modelos de manejo agronómico en el Oeste del estado de Bahía, en la región de Matopiba, Brasil. La iniciativa cuenta con el apoyo de Land Innovation Fund y NICFI, y hace parte del Sistema de Información Ambiental del Oeste de Bahía (Sima).
“Mejorar el balance de carbono en las propiedades rurales es importante para la agenda climática, pero también ayuda a los agricultores a ser más resilientes y adaptar el manejo del suelo a las condiciones de la región”, explica Juliana Monti, coordinadora del programa de soja de Solidaridad en Brasil sobre el por qué nació la iniciativa.
Las emisiones de carbono en la agricultura son uno de los factores responsables de aumentar la propagación de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera y contribuir al cambio climático. El desarrollo de esta calculadora de carbono, que cuenta con el apoyo de investigadores locales a través del Grupo de Trabajo sobre Carbono en la Agricultura en el Oeste de Bahía, es un primer paso para mitigar estos efectos en la cadena de suministro de la soja y promover prácticas sostenibles.
Para validar la metodología, los productores de soja del oeste de Bahía completarán una encuesta y luego recibirán un informe individual con una estimación del balance de carbono en sus propiedades. El objetivo es que el productor pueda corroborar cómo sus prácticas y su elección de insumos influyen en las emisiones de carbono, y contar con recomendaciones para mejorar esos escenarios. “El aumento de la productividad, la resiliencia y el manejo del suelo no están desconectados de la conservación. Junto con AIBA queremos acercar estos temas al productor y mostrar que las buenas prácticas agrícolas tienen un valor agregado”, agrega Juliana.
Para la directora de Medio Ambiente de AIBA, Alessandra Chaves, otro aspecto importante de la alianza con Solidaridad es poder ampliar la discusión sobre las emisiones de carbono en el bioma del Cerrado, donde se encuentra la región de MATOPIBA.
“Esperamos que esta encuesta complemente otros estudios realizados en el oeste de Bahía, ampliando la comprensión sobre las emisiones de carbono en el Cerrado bajo diferentes tipos de manejo, tanto en áreas productivas como de conservación. Estas iniciativas contribuyen a las discusiones y foros nacionales e internacionales sobre mitigación del cambio climático”, afirma Chaves.
La calculadora de carbono es también el primer paso para involucrar a otros actores de la cadena de la soja, como bancos y traders, que pueden brindar apoyo a los agricultores para aumentar la eficiencia productiva y satisfacer la demanda global de una agricultura más resiliente y sostenible.
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