Hoy Solidaridad se presentó en el taller “Mapeando Riesgos a nivel de Paisajes en la Región de cultivo de té en Misiones, Argentina”. El evento está auspiciado por las firmas S&D, con quien Solidaridad está llevando adelante un proyecto para fortalecer su abastecimiento de té, Finlays, el mayor productor de té del mundo, y la plataforma Tea 2030.
A medida que las empresas van asumiendo la sostenibilidad como un factor decisivo para asegurar una rentabilidad a largo plazo y obtener legitimidad social, las acciones de responsabilidad social van dejando lugar a una visión más estratégica ligada al concepto de valor compartido. Bajo este enfoque, la empresa, junto con sus proveedores y la comunidad se unen para hallar soluciones a problemas comunes y generar beneficios conjuntos, allí donde la empresa se abastece u opera.
Los servicios ambientales necesarios para sostener la producción de té
La Mata Atlántica es un bioma que se extiende a lo largo de las costas de Brasil hasta la región oriental del Paraguay y la provincia de Misiones, en el noreste de Argentina. Hoy en día sólo se conserva un 7% de su extensión original, y de forma fragmentada. El corredor que conforma la selva en Misiones constituye el único bloque continuo que queda del bioma, por lo que se ha convertido en un refugio para su biodiversidad.
La selva misionera permite la circulación de fauna entre Argentina, Brasil y Paraguay, en las inmediaciones de las fantásticas Cataratas del Iguazú, protegiendo 1.125 especies vertebradas y más de 800 nacientes. Asimismo, brinda servicios esenciales a toda la región:
- Absorbe el agua de lluvias como una esponja, protegiendo el suelo de la erosión, evitando inundaciones y distribuyendo agua limpia para consumo humano y riego.
- Brinda energía a las principales represas hidroeléctricas de Argentina y Paraguay.
- Provee humedad y materia orgánica en forma de cobertura.
- Y representa la principal fuente de ingresos por turismo de la provincia.
Así como los servicios que brinda la selva benefician a la agricultura, la agricultura también tiene un rol en su conservación para prevenir procesos de degradación que impacten sobre ellos. Hoy más que nunca, los productores empiezan a tomar conciencia de la relación entre un manejo sostenible de los recursos naturales y la permanencia en el mercado. La tierra roja no tiene una gran capacidad de retención del agua y se degrada fácilmente por acción de la lluvia, que “lava” los nutrientes del suelo. Es por esto que los servicios de regulación de lluvias y de protección del suelo que provee la selva son tan importantes.
Pequeños productores como agentes de cambio
El paisaje de la provincia de Misiones presenta franjas de distinto tipo de verde, donde se combinan porciones de selva, plantaciones forestales y lotes de cultivo de yerba mate, té, cítricos, tabaco y mandioca.
Aquí conviven pequeños productores familiares, en su mayoría descendientes de colonos llegados a la Argentina durante el siglo XIX, con entre 10 y 20 hectáreas, asociados en cooperativas o empresas. Estos productores llevan adelante el 90% de la producción de té nacional, que se exporta en un 95%, colocando a la Argentina como noveno productor a nivel mundial y principal proveedor de té de los EEUU a través de empresas como Unilever, Lipton o Coca Cola.
El té argentino se vende a granel, como otros commodities, pero no posee un precio de referencia. Son los principales compradores del mercado quienes lo fijan en relación a la calidad del mismo y, en el caso de Argentina, el precio es bajo en relación a otros países. Esto, sumado al hecho que no es posible seguir extendiendo el área cultivable, está llevando a los productores a buscar modos de producción más eficientes que optimicen los rindes para mejorar su ingreso.
Mantener la calidad del suelo
Para muchos de estos productores, invertir para mantener la calidad del suelo y el agua equivale a asegurar los medios de vida de hijos y nietos el día de mañana, ya que devolver a la tierra aquello que se extrajo permite perpetuar el ciclo natural de renovación y recuperación de sus recursos.
“No me interesa vender solamente, sino mantener. Con mi padre, fuimos criados de una forma, y se trabajaba distinto. Ahora hay que tratar de mantener el suelo para que dure muchos años, porque si lo dejamos así nomás, no le vamos a dejar mucho a nuestros hijos. Porque el suelo se deteriora, y si uno no cuida, poco a poco se va a dejar de producir.” -relata José, productor de la Cooperativa 2 de Mayo. “Con los técnicos uno ve muchas cosas que antes no veía -agregan Carlos y Cristián, de la misma cooperativa-, por ejemplo, la importancia del humedal como reserva de agua para más adelante. La realidad es que muchos productores buscan terminar con el humedal para hacerlo una zona productiva. En cambio ahora, con las concientizaciones, se está empezando a preservar el humedal y a recuperar lo que se perdió. Yo antes tenía un humedal donde los animales entraban y salían, para mí era algo natural. Pero, según las charlas y la capacitación, el humedal es lo que mantiene las vertientes y los arroyos vivos, entonces ahora se le puso al humedal un electrohilo para que no entren los animales».
Difundiendo un modelo de mejora continua
Solidaridad trabaja en Argentina y Paraguay desde hace más de seis años con empresas, procesadoras, cooperativas y otras organizaciones de la sociedad civil difundiendo y perfeccionando un modelo de mejora continua en campo para té y yerba mate. Este modelo se basa en la adopción gradual de buenas prácticas agrícolas y de manufactura que ayudan a mejorar la previsión financiera y el conocimiento del negocio tealero de los productores, adoptar un manejo más eficiente de la chacra e identificar y prevenir riesgos para la salud y el ambiente dentro del proceso productivo.