Se calcula que más de 100 millones de personas en el mundo dependen indirectamente de la minería artesanal y de pequeña escala (MAPE), y provienen especialmente de países en vías de desarrollo. A través de la difusión y adopción de prácticas que fomenten la responsabilidad en la actividad MAPE, el sector puede promover el desarrollo económico, social, medioambiental de las localidades donde opera.
DESAFÍOS & SOLUCIONES
En el Perú, se estima que hay entre 200.000 y 300.000 mineros artesanales. A noviembre del 2021, solamente 10.000 de ellos están formalizados. El mercado informal es poco trazable. Esto repercute en los precios ofrecidos a los mineros. También perpetúa condiciones laborales precarias que dejan a los eslabones más vulnerables de la cadena, como las mujeres, más abandonados. Desde Solidaridad facilitamos la generación de incentivos y mecanismos que sustenten un proceso de formalización minera accesible y bien respaldado. Para esto promovemos el intercambio de información, desarrollando estudios y brindando recomendaciones de políticas para el sector público y privado que incide en la MAPE.
El compromiso con el sector privado (i.e. grandes y medianas mineras y plantas de procesamiento) es crucial para establecer un sector de MAPE responsable. En el Perú, alrededor del 85% de los mineros artesanales deben obtener contratos de explotación de los concesionarios mineros para lograr su formalización. Solidaridad trabaja junto a ambos actores para desarrollar e implementar modelos de negocio que promuevan una coexistencia productiva y formal, generando valor compartido para todos. Dichos modelos de negocio abren interesantes oportunidades para establecer una cadena de custodia responsable que pueda satisfacer la demanda internacional de oro responsable.
En el Perú, entre 8.000 y 14.000 mujeres se dedican a seleccionar manualmente rocas con pequeños contenidos de oro residual fuera de las labores mineras o en las laderas de los cerros, que venden en el mercado informal. En Perú se las conoce como “pallaqueras”. En la mayoría de los casos, estas mujeres se ven obligadas a llevar a sus hijos más pequeños, ya que no tienen a nadie con quien dejarlos.
Solidaridad es una de las organizaciones pioneras en América del Sur, y a nivel mundial, que está sensibilizando sobre el papel de las mujeres en la cadena, al tiempo que trabaja con ellas para mejorar sus condiciones y su poder de negociación. En 2018, la actividad de las pallaqueras fue reconocida en un decreto supremo que les autorizó a vender formalmente su producción en la región de Puno, en parte gracias al trabajo de visibilización de Solidaridad. A lo largo del 2021, se han venido realizando mesas de trabajo con lideresas pallaqueras, con miras a fortalecer su asociatividad a nivel regional, y más adelante, a nivel nacional.
La informalidad de la MAPE, junto con una preparación técnica limitada en términos de geología, ingeniería minera y contaminación ambiental, ha hecho que los mineros y los trabajadores desconozcan los riesgos para la salud relacionados con sus actividades. Solidaridad viene desarrollando recomendaciones y estudios para introducir medidas de seguridad ocupacional en las labores de la MAPE.