“Hoy en día, más de 50.000 pequeños productores certificados bajo el Estándar de Pequeño Productor Independiente (ISH) de la RSPO están haciendo una contribución real a la transformación del sector del aceite de palma en tres continentes. Cada grupo certificado representa el arduo trabajo, la adaptación y la innovación en territorios rurales donde la sostenibilidad se construye desde la base. Pero junto a estos logros, surgen nuevos desafíos que exigen acción y visión colectivas.” Con este testimonio el peruano Pedro Seijas, Gestor de APROMAN y miembro de la Junta de Gobernadores RSPO, abrió su presentación en el auditorio de la RSPO en Kuala Lumpur, Malasia.

Las buenas prácticas incluidas en el estándar de la RSPO son clave para que un productor de pequeña escala mejore su productividad y rendimiento en el mediano y largo plazo. Sin embargo, el camino que debe recorrer para alcanzar la sostenibilidad es mucho más arduo que para una gran plantación, y puede tomar entre 3 y 5 años. Además, la logística para que una cooperativa y/o organización de productores independiente pueda vender su fruta fresca a una planta procesadora certificada RSPO para recibir un reconocimiento no siempre es viable.
Contemplando estas circunstancias, la RSPO creó el esquema de créditos de productores independientes de pequeña escala. Estos créditos funcionan como un incentivo de mercado, a través del cual cualquier empresa puede comprarlos y premiar el esfuerzo de los productores, independientemente de a quién se venda la fruta fresca. A su vez, el productor, con este ingreso puede cubrir el costo de las auditorías y reinvertir en mantener su certificación y buenas prácticas.
Un caso paradigmático es el de la multinacional Nestlé. La empresa comenzó a comprar 10.000 créditos anuales de productores independientes en 2020, aumentando el número a 64.000 en 2024, y llegando a comprar el 100% de los créditos disponibles de las cooperativas y/o organizaciones dentro de sus cadenas de suministro.

Cada crédito vendido cuenta una historia: familias que protegen fuentes de agua, restauran los suelos y salvaguardan los bosques tropicales donde antes solo había degradación. Y cada comunidad fortalecida es un recordatorio de que el aceite de palma sostenible no se construye en salas de juntas, sino en la tierra, bajo el sol, en manos de quienes cultivan la esperanza.
Describe Pedro Seijas, Gestor de APROMAN y miembro de la Junta de Gobernadores RSPO.
Con 30 años de experiencia, guio a su organización en el proceso para alcanzar la certificación RSPO en solo 18 meses.
Cada crédito vendido cuenta una historia: familias que protegen fuentes de agua, restauran los suelos y salvaguardan los bosques tropicales donde antes solo había degradación. Y cada comunidad fortalecida es un recordatorio de que el aceite de palma sostenible no se construye en salas de juntas, sino en la tierra, bajo el sol, en manos de quienes cultivan la esperanza.
Pedro Seijas, Gestor de APROMAN y miembro de la Junta de Gobernadores RSPO

De implementar sostenibilidad, a vivir de la sostenibilidad
Consultado por Solidaridad, Pedro Seijas explica que la producción de racimos de fruta fresca (RFF) de productores independientes creció un 500%, pasando de 424.488 en el 2020 a 2.721.795 MT en agosto del 2025. Suponiendo que por cada MT de racimo de fruta fresca certificado, se genera 01 crédito, las compras no han crecido a la misma velocidad. Desde que la RSPO creó su esquema de certificados en 2017, se han vendido 850.000 créditos, equivalentes a unos 21 millones de dólares americanos. “Mientras que algunos grupos logran vender todos sus créditos a través del sistema, otros permanecen invisibles, desconectados de la demanda corporativa o sin mecanismos que garanticen una rotación constante”, agrega Seijas.

Empresas como Cargill, Henkel, Puratos, Alicorp y AKK apoyan intervenciones que brindan capacitación y asistencia técnica en campo a productores de pequeña escala en la región para adoptar prácticas sostenibles. Estos son incentivos no económicos importantes que constituyen la base de comunidades más fuertes y resilientes. Entonces; ¿por qué no se vuelcan estos mismos esfuerzos a la compra de créditos?
Algunas empresas consultadas por Solidaridad argumentan dificultades administrativas y costos transaccionales elevados para comprar certificados por separado a distintas cooperativas. En este sentido, ya se ha elevado a la RSPO la posibilidad de vender certificados por lote, es decir, consolidar certificados de cooperativas de productores independientes de distintas geografías y venderlos en una única operación.
Por otro lado, con la puesta en marcha de la EUDR, las empresas darán prioridad a la compra de volúmenes RSPO segregados cuyo origen puedan trazar, en lugar de la compra de certificados de cooperativas a las que no compran volúmenes físicos. “Creo que cada vez es más evidente que los créditos de los productores independientes no prosperarán en un mercado de aceite crudo de palma que exige segregado. Los productores independientes debemos encontrar la manera de abastecer a las plantas certificadas en cadenas de suministro segregadas si queremos acceder acceder al mercado de la UE. Para lograrlo, necesitamos una mayor aplicación del enfoque jurisdiccional, y eliminar gradualmente el Balance de Masas, y eso es un desafío aún mayor”, opina Seijas.
Tal vez entonces, los esfuerzos no sólo deban volcarse a aumentar el número de productores certificados, sino a generar incentivos que respondan a la demanda y que estén a la altura del tremendo y continuo esfuerzo de los productores de pequeña escala.
De hecho, los créditos son un incentivo al que los productores independientes acceden luego de certificar. Durante su ruta hacia la certificación precisan invertir en mejoras y las opciones de acceso al crédito son prácticamente nulas ya que las entidades financieras aún temen los riesgos reputacionales relacionados al cultivo de palma.
El camino a seguir requiere una estrategia integral que combine visibilidad, educación y responsabilidad compartida. ¿Qué acciones concretas podemos emprender?
- Integrar los créditos RSPO en los compromisos corporativos de descarbonización y cumplimiento climático, para volúmenes de venta nacional y de exportación.
- Promover acuerdos de compra plurianuales con precios estables para brindar seguridad a los productores.
- Incorporar las políticas de abastecimiento responsable en empresas que abastecen los mercados nacionales, en el que hay un enorme potencial de reconocer los esfuerzos de producir aceite de palma sostenible.
- Fomentar mecanismos de cofinanciación público-privada para garantizar la rotación del crédito y la liquidez del mercado.
- Compartir historias reales de impacto local, demostrando que detrás de cada crédito hay comunidades enteras que prosperan de forma sostenible.
“Si logramos armonizar estos elementos, la certificación ya no será un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar la prosperidad compartida.”, concluye Pedro.
