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Se lanza el mayor estudio para una expansión sostenible de la ganadería en Brasil

La investigación demuestra que los 104,54 millones de hectáreas de pasturas que hoy se encuentran degradadas requieren de una inversión de entre 125 y 245 millones de reales para su recuperación, lo que resultaría en una mayor rentabilidad para los ganaderos y mejoras significativas para el medio ambiente.
 
 

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El estudio «Perspectivas de la cadena de la carne de vacuno en las relaciones Brasil-China«, fue conducido por SCOT Consultoría con el apoyo de Solidaridad y WWF-Brasil, en alianza con TFA (Tropical Forest Alliance), y traza un perfil detallado de la ganadería brasileña y su papel en el contexto mundial con especial énfasis en:

  • las proyecciones de la demanda y las exportaciones de carne de vacuno a China al 2030;
  • la visión de los actores de la cadena en relación con temas ambientales;
  • las condiciones de las zonas de pasturas, incluyendo qué porcentaje se encuentran degradado y en qué grado;
  • el uso de tecnologías y mejoras en la ganadería de corte, como la integración agrícola-ganadera;
  • una comparación de resultados entre ganadería convencional y un modelo de integración agrícola-ganadera;
  • el costo de la reforma de una hectárea de pasturas degradadas;
  • y cuánto se podría liberar del área actualmente ocupada con pasturas para otros fines.

Los datos relevados llevan a demostrar que la mejora en la productividad se traduce en una menor necesidad de expansión del área de producción actual.

El estudio tomó en cuenta para sacar sus conclusiones tres escenarios con niveles crecientes de reforma tecnológica en Mato Grosso a junio 2021:

  1. Reforma mínima, con un uso mínimo de operaciones e insumos
  2. Reforma usual, basada en la opinión corriente de expertos
  3. Reforma con alta tecnología, según las recomendaciones técnicas para una pastura con alta productividad.

En función de estos escenarios se estimó la inversión total para la recuperación total de las áreas de pastura degradadas entre los 126,99 y los 245,81 mil millones de reales. Asimismo, en los escenarios considerados, se calculó que la producción  de ganado de corte podría realizarse dentro del 87,8%, 66,9% y 62,9% del área actual, respectivamente, lo que permitiría liberar la superficie restante para otras actividades, sin necesidad de abrir nuevas zonas.

Brasil es el segundo productor y el mayor exportador de carne vacuna del mundo. Su consolidación en el mercado internacional está relacionada con el crecimiento de la demanda global, con China a la cabeza de esta tendencia.

«En el último año, China representó más del 50% del volumen total de carne de vacuno fresca embarcada desde Brasil», comenta Fabíola Zerbini, Directora de TFA para Latinoamérica. «El estudio de SCOT deja claro que Brasil tiene el potencial para aumentar la productividad de su hato mediante la adopción de tecnología y la mejora de sus pasturas en todo su territorio, optimizando sus sistemas de producción, trazabilidad y control de origen, a la vez que se recuperan las zonas degradadas y se colabora significativamente con la sostenibilidad ambiental.»

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En los últimos cinco años, Brasil ha aumentado su volumen de exportación en un 56,8%, saltando de 1,08 millones de toneladas en 2016 a 1,72 millones de toneladas en 2020. Para 2021, la proyección es de 1,9 millones de toneladas.

Según Paulo Lima, Gerente del Programa de Cacao y Ganadería de Solidaridad, «el estudio subraya el diferente potencial productivo de las regiones brasileñas, debido a las particularidades del suelo, la topografía y el clima, entre otras, así como también las diferencias tecnológicas y de desarrollo económico entre provincias y regiones. Esto abre una oportunidad para la intensificación de los sistemas de producción y la aplicación de tecnologías vinculadas a la recuperación de pasturas degradadas, la nutrición, la mejora genética y los sistemas integrados, aumentando la eficiencia del uso de la tierra, la reducción de las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) y una mayor disponibilidad de tierras para la agricultura».

De hecho, un enfoque que combine sistemas alimentarios y el combate a la deforestación a través de acciones colectivas, es esencial para garantizar la seguridad alimentaria, la calidad sanitaria de los alimentos, la protección de los bosques y la inclusión productiva de las comunidades y los pequeños productores.

«El desarrollo de un mercado global de carbono está creciendo y la aplicación de tecnologías para la cuantificación y reducción de emisiones GEI en la agroindustria pueden ubicar a Brasil en un rol de relevancia internacional, incluyendo la recuperación de áreas de pasturas degradadas y el uso de tecnologías», comenta Edegar Rosa, director de Conservación y Restauración de WWF-Brasil.

«El cambio climático es una preocupación mundial y el estudio confirma que la ganadería nacional cuenta con tecnologías conocidas y comprobadas para una producción más eficiente y para atender la creciente demanda del mercado global. Lo fundamental ahora es rehabilitar el 30% de las pasturas que se encuentran altamente degradadas, reduciendo las emisiones del sector y garantizando un crecimiento sin necesidad de convertir nuevas áreas. La investigación también demuestra que hay un enorme espacio para la adopción de técnicas de mejoramiento nutricional y genético que, integradas con otras prácticas, pueden potenciar la producción del país en combinación con la sostenibilidad ambiental”.

El estudio también compara el rendimiento de la producción de ganado vacuno de hasta 30 meses, entre sistemas que utilizan tecnología, dirigidos al mercado chino, y sistemas de producción tradicional. Las ganancias para el productor llegan al 3,8% y el 0,6%, respectivamente. Asimismo, al comparar el historial de ambos sistemas (1995-2021), el estudio revela una rentabilidad media del 3,8% en el sistema tecnificado frente al 0,2% del sistema tradicional.

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El estudio concluye que «el diferencial de Brasil en el mercado de créditos de carbono parte de la combinación entre conservación ambiental, la recuperación de áreas degradadas, una mayor productividad agrícola, el combate a la deforestación, y la conversión de vegetación nativa evitada. Esto, junto con la implementación del Código Forestal, podría traer oportunidades para que el país se beneficie de la exportación de créditos de carbono».

Los temas ambientales serán cada vez más prioritarios en el acceso de los mercados occidentales a China. De este modo, la expectativa es que el país oriental requiera un mayor cumplimiento de estándares ambientales de los países que le proveen productos básicos. En este contexto, el diálogo entre los actores de la cadena ganadera de Brasil y China es fundamental, lo que puede dar lugar a inversiones chinas en iniciativas sostenibles en la agricultura y ganadería nacional, basadas en la creación de un mecanismo de intercambio de conocimiento entre los productores, los gobiernos y las empresas brasileñas y chinas, un requisito previo para la producción sostenible.

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