Cuidar de la Amazonía, como territorio clave contra los efectos del cambio climático en el planeta, desde las comunidades que la habitan es la esencia de Amazonía Connect. Y plantar en las comunidades conocimiento técnico en agricultura baja en carbono es la marca que diferencia este proyecto que se consolida en Colombia entre las familias campesinas en el departamento de Caquetá. A punto de cerrar el segundo año de esta estrategia proyectada hasta 2027, alrededor de 1500 personas han asistido a sus capacitaciones, con una participación trascendente de mujeres y jóvenes.
Amazonía Connect es una iniciativa de USAID, Solidaridad, Earth Innovation Institute, National Wildlife Federation, y la Universidad de Wisconsin-Madison. En colaboración con el Programa Regional Ambiental para la Amazonía, productores, compañías, gobiernos locales e instituciones financieras, Amazonía Connect promueve y escala la adopción de una agricultura de bajo carbono y la producción sostenible de productos básicos en Brasil, Colombia y Perú.
Promover prácticas de agricultura baja en carbono entre los pequeños productores de café en Caquetá es una de las apuestas de Amazonía Connect. En los primeros dos años del proyecto se han sembrado 40.000 nuevos árboles de café y, con ellos, la conciencia de la necesidad de hacer frente a la deforestación.
“Hemos trabajado en enseñar a la gente que no todo se lo tienen que dar. Los promotores son los ojos, las manos y los oídos de nosotros (los técnicos) con las comunidades. A diferencia de otros proyectos en Caquetá, formamos a personas dentro de las comunidades para que capaciten a las mismas comunidades”.
Iván Francisco Mendoza, técnico de campo del Equipo de Café de Solidaridad
Empezar desde cero, con conocimiento técnico
“La caficultura caqueteña está empezando, básicamente, desde cero. Hemos encontrado una caficultura de 30, 40 o 50 años, pero sin desarrollo técnico. Caquetá no se reconoce como departamento cafetero, ni los municipios, pero sí hay café”, cuenta Iván Francisco Mendoza, técnico de campo del Equipo de Café de Solidaridad. A su llegada a Caquetá, el programa empezó por reconocer las áreas dónde se cultiva el café y trabajar con la comunidad a partir de sus propias necesidades. “Hemos trabajado en prácticas de manejo del suelo, prácticas de conservación, de fertilización y enmiendas, que era un mundo desconocido para la gente”.
Otra marca que diferencia a Amazonía Connect ha sido convocar alrededor de la asistencia técnica para los cultivadores y no de entregar insumos. “Hemos trabajado en enseñar a la gente que no todo se lo tienen que dar”, apunta Iván Francisco, caqueteño de San José del Fragua y técnico en Producción Pecuaria del Sena. En los últimos dos años, desde que se vinculó al proyecto, ha conocido la extensión del Caquetá como no lo había hecho en toda su vida. Sus talleres y asesorías han dejado huella entre los caficultores en Belén de los Andaquíes, Florencia, Montañita y San Vicente del Caguán.
“Nosotros, como Solidaridad, no entregamos bultos de fertilizante, ni maquinaria, ni equipos. Nosotros entregamos asistencia técnica”, explica, por su parte Deibi Yuliana López, coordinadora de proyectos de Café de Solidaridad. “Y en una región como el Caquetá, donde la gente está acostumbrada a que los programas lleguen y les entreguen insumos, alcanzar el nivel de credibilidad que tiene el proyecto, no solo entre las instituciones, sino con las comunidades y organizaciones sin entregar nada material es magnífico. Lo que entregamos es el conocimiento técnico y el acompañamiento, pero las comunidades lo valoran, porque a pesar de tantos proyectos en la región, resulta mas bien escaso”.
Los promotores: multiplicadores de Amazonía Connect
El relacionamiento directo con las comunidades y la posibilidad de dejar entre los productores las capacidades para el cultivo desde la agricultura baja en carbono son también puntos destacados de la propuesta de Amazonía Connect. El programa ha conseguido multiplicar el conocimiento técnico mediante la formación permanente, a través de talleres, visitas a fincas y otras actividades, de promotores campesinos. Los promotores son líderes que replican entre los productores las enseñanzas que reciben de los técnicos. El componente de café cuenta con 32 promotores en cinco municipios del departamento.
“Los promotores son los ojos, las manos y los oídos de nosotros (los técnicos) con las comunidades”, destaca Iván Francisco. “A diferencia de otros proyectos en Caquetá, formamos a personas dentro de las comunidades para que capaciten a las mismas comunidades”, apunta. A pesar de que el nivel de escolaridad de los promotores es de primaria en el 90% de los casos. La dedicación en estrategias formativas ha hecho posible que transmitan los conocimientos específicos del cultivo, como lo haría un técnico.
Para el tercer año de Amazonía Connect, el proyecto tiene entre sus metas llegar a 1.100 familias caficultoras en todo el departamento. Para ello, apuestan por extender a 100 sus promotores, una cifra que representa más del doble de sus multiplicadores de conocimiento en campo. Un crecimiento que se proyecta de la mano de organizaciones consolidadas en el territorio, entre ellas la Cooperativa de Caficultores del Caquetá (Coocafica). “Sabemos que si dejamos ese conocimiento en los productores y sus familias, son capacidades que van a quedar en el territorio una vez termine el proyecto”, asegura la coordinadora de proyectos de Café de Solidaridad, Deibi Yuliana López, protagonista del crecimiento que ha tenido esta estrategia de agricultura baja en carbono entre los caficultores del Caquetá.