Café, Colombia, Historia

Doña Rosa y el Café del Futuro

Cafe del Futuro, Solidaridad

Doña Rosa comienza su día con unas arepas y café, el centro de su historia y la de su comunidad. Aprendió a cultivar café de sus padres, es algo natural para ella. Ella vive en el resguardo indígena Escopetera y Pirza y viene de Quinchía, un hermoso pueblo en las montañas colombianas. Su finca tiene vista al majestuoso Cerro Batero, una montaña que nos recuerda lo pequeños que somos.

Cafe del Futuro, Solidaridad. Doña Rosa

Hace dos años, sus cafetales comenzaron a mostrar el impacto del cambio climático. El sol era tan fuerte que el suelo se había secado y su cosecha se volvió muy pequeña. Este evento señaló la importancia de hacer algo para adaptarse a los nuevos tiempos. Fue por esa época que Doña Rosa se enteró que Solidaridad estaba llevando adelante una nueva iniciativa para apoyar a los caficultores en este proceso: “Café del Futuro”, con el apoyo del Gobierno de Noruega (NICFI).

Aquí hace su entrada Héctor, un técnico de campo de Solidaridad que también es cafetalero. Héctor caminaba por las empinadas colinas de Quinchía promoviendo nuevas formas de cultivar café a través de un conjunto de cinco buenas prácticas: instalar y manejar sombras, mejorar el manejo de los subproductos del café, optimizar la fertilización, el cuidado del suelo y aumentar la densidad de los cafetos. 

Al principio, decirle a las personas que sabían de memoria cómo cultivar café que hicieran las cosas de manera diferente, probablemente debió sonar como una gran herejía. Sin embargo, los productores se dieron cuenta de que lo que solían hacer ya no era suficiente y escucharon.

Cafe del Futuro, Solidaridad.

Sembradores de Vida

La estrategia del proyecto, liderado por Héctor en Quinchía, fue establecer grupos de trabajo apoyándose en el espíritu de comunidad que prevalece en la región. Fue entonces cuando se cruzaron los caminos de Doña Rosa y Héctor.

Doña Rosa y algunos de sus vecinos establecieron el grupo “Sembradores de vida”. “Creo que el nombre es muy claro. Cultivar vida, eso es lo que estamos haciendo”, dice Doña Rosa. En el grupo había seis mujeres y siete hombres de entre 40 y 104 años (¡sí, 104!). Su hija, quien es líder indígena, también se unió a «Café del Futuro». 

Doña Rosa admite que no fue fácil trabajar como grupo. Debían respetar y comprender cómo actuaban y tomaban decisiones los demás, y adaptarse a la diferente disponibilidad de tiempo de hombres y mujeres. Sin embargo, ni el sexo ni la edad supusieron una limitación, ya que todos estaban motivados. Incluso aprendieron mucho de los ancianos, quienes recordaron cómo en su tiempo no necesitaban fertilizar y, sin embargo, las cosechas eran abundantes.

Cafe del Futuro, Solidaridad

Cada semana todos iban a la finca de uno de los miembros del grupo, aprendían una lección y la aplicaban juntos. Luego, se iban a casa y replicaban la experiencia en sus propias parcelas. La semana siguiente, rotaban la granja piloto. Esta fue una estrategia innovadora para pasar por alto el estilo tradicional de enseñanza de aula/conferencia, en el que un experto habla y los productores escuchan. Héctor y sus colegas también se deshicieron de los materiales escritos como guías, ya que rara vez funcionaban. En cambio, formaron grupos y facilitaron encuentros para compartir comida, trabajo y conocimiento.

Cafe del Futuro, Solidaridad.

Incluso cuando surgió la pandemia de COVID-19, Héctor y el equipo de café no se detuvieron. A Héctor se le ocurrió organizar seminarios por WhatsApp, donde los productores pudieran enviar a Héctor notas de voz, videos y fotos de su progreso. Esta estrategia de bajo costo les permitió mantenerse conectados de forma remota. Además, crearon un programa de radio llamado “Entre cafetos”. Doña Rosa recuerda cosechar su café mientras escuchaba el programa en medio de sus propios árboles.

Resultados de «Café del Futuro»

Después de tres años, «Café del Futuro» llegó a 15.311 caficultores, de los cuales 12.580 adoptaron al menos tres de las cinco prácticas recomendadas. Incluso, entre aquellos que no alcanzaron el umbral de las tres prácticas, el 75% de ellos adoptó dos prácticas, y el resto al menos una práctica. La mayor resiliencia proporcionada por las prácticas agrícolas climáticamente inteligentes mejoró la calidad y la consistencia del café de los agricultores. Los productores vieron aumentar sus ingresos en un 70% en promedio con respecto a la línea de base, gracias al aumento de precios, pero también a una gestión más eficiente de los gastos.

Cafe del Futuro. Solidaridad

Entre las enseñanzas de Héctor, los “Cultivadores de Vida” ​​aprendieron que los árboles eran fundamentales para la producción del café. Como dice Doña Rosa: “Con los árboles se protegerá el cafeto y, en consecuencia, también el suelo. No recibirá el impacto de la radiación solar ni de la lluvia”. De hecho, los pequeños agricultores pueden desempeñar un papel importante en la lucha contra el cambio climático al secuestrar las emisiones de carbono en la tierra que cultivan con los árboles que plantan. Los “Cultivadores de vida”, por ejemplo, construyeron un vivero de árboles para reforestación y sombra, que plantaron en sus fincas, e incluso lograron vender algunos excedentes en la región.

Como resultado del trabajo de los diferentes grupos, las fincas participantes en «Café del Futuro» en Colombia pasaron de 510 kg de CO2/ha secuestrados a 2.483 kg de CO2/ha secuestrados en tres años de implementación.

Acceso a mercados de carbono

Si bien no era un objetivo explícito de «Café del Futuro», el contacto de Solidaridad con empresas e instituciones financieras interesadas en compensar su huella de carbono creó la oportunidad de vincular a los productores con los mercados de carbono. Los agricultores no suelen recibir compensación por los servicios ambientales que prestan. Más específicamente, los pequeños productores aún no se han beneficiado del mercado de carbono, ya que sus fincas son demasiado pequeñas y los costos de transacción son demasiado altos.    

Cafe del Futuro, Solidaridad. Siembra de árboles

Con el fin de proporcionar incentivos financieros para los productores de «Café del Futuro» que adoptaran prácticas climáticamente inteligentes y cambiaran sus fincas a sistemas agroforestales, Solidaridad inició un proyecto piloto junto con Rabobank para facilitar el contacto entre ellos y las empresas. 

En esta alianza, Solidaridad apoya a los agricultores con el registro en la plataforma de Rabobank, recopila los datos para calcular las reservas de carbono dentro de sus fincas, y brinda apoyo técnico para que los agricultores puedan continuar implementando prácticas climáticamente inteligentes. Rabobank proporciona la plataforma ACORN, que da acceso a los agricultores a un mercado de carbono preferencial que recompensa cada tonelada de CO2eq con un pago de aproximadamente 20 euros (5-10 euros más que el mercado voluntario). 

La tecnología más avanzada en los últimos años ha permitido que la plataforma ACORN realice procesos de verificación a costos reducidos, creando un gran avance para que los agricultores ingresen al mercado internacional de carbono.

El programa ACORN garantiza que los productores sean recompensados ​​cada año por la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por la siembra de árboles, siempre que mantengan sus bosques en pie por al menos 20 años. Rabobank también se encarga de la verificación de los créditos basados ​​en árboles a través del monitoreo satelital. 

Cafe del Futuro, Solidaridad. Plataforma Acorn

Lo que se viene luego de Café del Futuro

Hasta el momento, la iniciativa ha recopilado datos de más de 2.000 agricultores para ingresar a la plataforma (39 % de los agricultores involucrados en  “Café del futuro”), quienes se espera reciban su primer pago en 2022. Otros productores podrán ingresar a la plataforma posteriormente si cumplen con los criterios de elegibilidad, que incluyen tener menos de 10 hectáreas y haber establecido sus sistemas agroforestales en los últimos cinco años.

Utilizando las medidas de secuestro de carbono de Solidaridad, los productores podrían recibir anualmente entre 720.000 y 798.000 COP (lo que representa entre el 79-87% de un salario mínimo mensual en Colombia). Este ingreso adicional puede mejorar los medios de vida de la comunidad y desencadenar un cambio de comportamiento más amplio con respecto a las prácticas agrícolas y la conservación de los bosques, ya que estos esquemas ayudan a los productores a incorporar conceptos abstractos, como el carbono. De hecho, los pagos por servicios ambientales pueden mejorar el interés de los productores en plantar árboles de sombra.

Café del Futuro, Solidaridad.

Doña Rosa dice que la idea es ir más allá y proteger la producción de café y el medio ambiente. “Me siento muy orgullosa porque sé que yo, mi familia y mi comunidad estamos caminando hacia un futuro mejor”. Sabe que lo que tiene en sus manos es el centro de la vida.

La tierra es sagrada, es bendecida, es lo único que produce…. y tenemos que cuidarla.

Doña Rosa

La tierra es sagrada, es bendecida, es lo único que produce…. y tenemos que cuidarla.

Doña Rosa

CONTACTO

Carlos Isaza

Gerente Programa Café

Colombia

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