Sobre los 5.100 metros sobre el nivel del mar, entre fuertes vientos y nevadas, podemos encontrar a la Sra. Julia Pomalique. Trabaja en la montaña realizando “pallaqueo”, una modalidad artesanal y ancestral de minería, que actualmente es realizada principalmente por mujeres. Gracias a esta actividad, ella y las más de 250 mujeres de su asociación pueden mantenerse a sí mismas y a sus familias. Es pallaquera y está orgullosa de ello. Sin embargo, Julia sabe que ese nombre trae aparejado el prejuicio y la discriminación sistémica.
Julia es presidenta y miembro fundadora de su asociación, Base La Rinconada, en Puno, Perú. También es vicepresidenta y una de las ocho miembros fundadoras de la primera asociación nacional de mujeres en minería en Perú, llamada Red Nacional de Mujeres en Minería Artesanal y de Pequeña Escala. También ha sido alcaldesa de su distrito. Claramente es una líder, una política y una activista, pero asegura que sigue siendo, ante todo, una minera que encuentra motivación en regresar a casa con su hija y sus dos nietos: “Debo encontrar una manera de dividir mi tiempo entre mi organización, mi familia y, por supuesto, yo misma”.
¿Qué es el «pallaqueo»?
Cada mañana, Julia se despierta y va a las montañas a hacer pallaqueo. La actividad consiste en seleccionar manualmente mineral de entre lo desechado por sus homólogos masculinos quienes, a diferencia de ella, sí pueden trabajar dentro de las minas. Julia y sus compañeras han estado luchando durante años para volverse formales. El pallaqueo no está contemplado en la Normativa Peruana, a pesar de que es una forma ancestral de minería. Esto significa que nunca serán parte de la economía formal, sin importar las buenas prácticas que adopten. Debido a esta situación, ningún comprador legal hará negocios con ellas. Casi el 70 por ciento de las pallaqueras ganan menos del salario mínimo peruano.
“No hay un solo comprador legal aquí, solo el mercado negro. Pero con ese dinero puedo comprar mis víveres e invertir en algunas herramientas de minería”
Sra. Julia Pomelique
“No hay un solo comprador legal aquí, solo el mercado negro. Pero con ese dinero puedo comprar mis víveres e invertir en algunas herramientas de minería”
Julia Pomelique
En julio de 2018, el Ministerio de Minas y Energía declaró que varias prácticas tradicionales de minería artesanal y de pequeña escala podrían participar en transacciones comerciales legales con procesadores y comerciantes de oro. Entre estas prácticas tradicionales se incluyó el pallaqueo. Pero fue solo para la región de Puno, como piloto. Si todo salía bien, entonces el gobierno ampliaría la declaración a nivel nacional, pero esto no sucedió.
Julia y sus pares ahora técnicamente pueden realizar transacciones comerciales legalmente, pero no tienen mecanismos comerciales que las respalden. Por ejemplo, no saben si pueden usar una factura comercial. Entonces, las mujeres de Puno todavía están “un paso por delante” de otras mujeres mineras en Perú, pero no ha sido suficiente para encontrar compradores legales.
Sin embargo, Julia no ha perdido la esperanza, todo lo contrario. Para lograr sus objetivos, se ha estado organizando con otras mujeres mineras, no solo en Puno, sino a nivel nacional.
Mujeres fuertes estrechan fuertes vínculos
Julia cree que las mujeres de su asociación son fuertes y erróneamente subestimadas. En 2013, se fundó Base La Rinconada con el objetivo de encontrar organizaciones que pudieran brindar capacitación y orientación para que pudieran defenderse. “La mayoría de las mujeres de mi asociación son madres solas: abandonadas o viudas. Y todos tratan de disminuirlas por eso en todos los aspectos de sus vidas”.
En marzo de 2022, en representación de su asociación, Julia y otras veintidós mujeres mineras de todo el Perú crearon la Red Nacional de Mujeres en Minería Artesanal y de Pequeña Escala, con el apoyo del proyecto REVALORO. En la agenda de la red se encuentran demandas referentes a políticas de inclusión de género, como la formalización del pallaqueo.
Julia es optimista con respecto al potencial de la red para alzar la voz de las mujeres que trabajan en la minería artesanal y de pequeña escala. “Vamos a poder llegar como una sola voz. Conoceremos nuestros derechos, nuestros derechos a ser reconocidas como mujeres mineras [por el Ministerio de Minas y Energía] pero también nuestros derechos como mujeres. Debemos acercarnos al Ministerio de la Mujer”, explicó.
Julia y Solidaridad
El año pasado, dentro del proyecto REVALORO, financiado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de los Países Bajos, Solidaridad se acercó a mujeres mineras con sede en diferentes regiones de Perú para conocer sus condiciones de trabajo y de vida. Hubo dos reuniones en Puno y en ambas participó Julia, como representante de su asociación. En estos talleres regionales, las mujeres comenzaron a organizarse con el propósito de crear una red nacional, con algo de apoyo de Solidaridad.
En noviembre de 2021 viajó a Lima, la capital de Perú, para asistir a un taller para establecer los valores organizacionales de la red y desarrollar habilidades blandas. En marzo de 2022 regresó a Lima para celebrar la constitución legal de la Red Nacional de Mujeres en Minería Artesanal y de Pequeña Escala.
“Creo que estos talleres han sido muy útiles. Mejoran nuestras habilidades sociales, ya que hacemos muchas cosas en equipo”, dice Julia.
Julia también ha sido muy franca sobre lo útiles que son los ejercicios de autoestima en los talleres. “Necesitamos esos refuerzos de autoestima. Mis compañeras pueden ser muy sumisas con sus maridos, entonces, después de los talleres, vuelvo a mi asociación y comparto todo lo que he aprendido. En los hogares donde la violencia de género es común, los hombres esperan que las mujeres se queden en casa y hagan todas las tareas del hogar. En Rinconada es aún peor, porque ambos miembros de la pareja trabajan fuera de casa, y aún así, las mujeres se ocupan de las tareas del hogar y cuidan a los niños, todo mientras sufren violencia doméstica”, explica. La red ayudará a Julia y sus compañeros a amplificar sus voces, pero primero deben enfrentar el desafío de creer en su propia fuerza.
La Red Nacional de Mujeres en Minería Artesanal y de Pequeña Escala es ahora socio estratégico de Solidaridad. Juntos trabajan para crear conciencia sobre los problemas que enfrentan las mujeres en la minería artesanal y de pequeña escala. Nuestro objetivo es crear y fortalecer las formas en que las mujeres pueden actuar juntas, para ayudar a ganar representación en el sector de la MAPE. Esto les permitirá participar efectivamente en diálogos públicos y privados para mejorar sus condiciones laborales y sus medios de vida en general.
Desafíos y sueños
Incluso con todos sus deberes, Julia se fijó una meta para el año. Ella quiere construir su propia casa con sus propios recursos en su tierra natal. Y ella quiere pasar tiempo de calidad allí con su familia.
Julia se enorgullece de sus logros, pero explica que los logros más valiosos para ella pasan por lo familiar. “Estoy orgullosa de todo lo que he logrado, pero hay dos cosas de las que me siento más orgullosa. Primero, que mi hija tenga su propia familia; un buen esposo y dos hijos. Incluso he pensado que si no fuera minera, estaría en la venta de cerámica, ya que mi yerno es un talentoso artesano. Y en segundo lugar, y mucho más personal, conocer a mi madre. La conocí cuando tenía 29 años”.
Hasta el momento, cerca de 450 mujeres mineras están afiliadas a la Red Nacional de Mujeres en Minería Artesanal y de Pequeña Escala. Hay más representantes como Julia que están profundamente interesadas en hacer de sus comunidades y países un lugar mejor para las mujeres mineras.
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