«Nadie hace nada solo. Los productores rurales necesitamos estar juntos»

Carminha Missio es una referente del sector de la soja en el Oeste de Bahía y se dedica a llevar conocimientos y prácticas sostenibles a sus colegas, incluídas las prácticas de bajo carbono.

Nacida en el interior de Rio Grande do Sul, en un pueblo llamado Arroio da Prata, Carminha Maria Gatto Missio desciende de una familia italiana de diez hermanos. Es la cuarta hija, y la mayor de sus hermanas. Hoy, a los 65 años, es líder en el sector de la soja. Estuvo al frente de APAE-LEM por ocho años, el Sindicato de Productores Rurales de Luis Eduardo Magalhães por cuatro años, y es actualmente la primera mujer en ocupar el cargo de vicepresidenta de la Federación de Agricultura y Ganadería del Estado de Bahía (FAEB). 

Con la misión de sensibilizar y educar sobre la conservación del suelo y el medio ambiente, es una de las productoras que participan en el proyecto de balance de carbono que Solidaridad está llevando adelante en el Oeste de Bahía, región de MATOPIBA.

Carminha proviene de una familia de tradición agrícola y desde pequeña estuvo rodeada de experiencias en el campo. “Siempre trabajamos en la finca. Teníamos un pequeño terreno y vivíamos de la agricultura de subsistencia. Hicimos de todo un poco, criamos cerdos y vacas lecheras, sembramos caña… hasta hicimos panela y melaza. Todo esto lo producíamos en la finca, en casa. Y lo que sobraba, lo vendíamos. Eso brindaba un poco de dinero para comprar lo que no se hacía en la propiedad”, recuerda. 

En la década de 1980, cuando ella y sus hermanos ya habían crecido, Amélio, el padre de Carminha, partió en busca de nuevos horizontes junto a algunos de sus hijos. Luego de recorrer varias regiones del país, con el dinero de la venta de su propiedad en Rio Grande do Sul, lograron adquirir un terreno mucho más grande en el interior del Estado de Bahía, donde el valor de la tierra era menor. No obstante, los primeros años fueron de mucha dedicación y persistencia. Las condiciones eran muy diferentes a la realidad del sur de Brasil. Era necesario ir a buscar agua a 30 kilómetros de distancia, en la frontera con Tocantins, y vivir en una carpa montada en la parte trasera de la camioneta de la familia.

Mientras Amélio se instalaba en Bahía, Carminha y su marido, Celito Missio, vivían en Mato Grosso, donde él trabajaba en una empresa productora de semillas. Años más tarde, en 1998, en la tarde de un domingo de Pascua, los padres de Carminha decidieron visitar la cosecha de soja, pero el automóvil en el que viajaban chocó con un tractor y fallecieron. Tras el trágico episodio, nació oficialmente Sementes Oilema, bautizada así en honor al padre de la familia: “Amelio”, leído al revés.

Una vez que los hijos de Carminha crecieron,en 2005 ella y Celito se mudaron definitivamente a Luís Eduardo Magalhães (BA) en el 2005. Hoy, la superficie que Carminha cultiva en sociedad con sus hermanos es de gran importancia para la región, y abastece el 2% de la producción total de semillas de soja en Brasil.