Colombia, Opinión

#PayfortheAmazon

joel brounen

Con el Amazonas en llamas, es tiempo de que mercados y consumidores asuman su responsabilidad en las soluciones. Lee la columna que Joel Brounen, gerente de Solidaridad en Colombia, escribió para Portafolio.

Muchos, seguramente, rezaron por el Amazonas o publicaron información en redes con la etiqueta: #PrayfortheAmazon. La buena noticia es que los incendios se reducirán pronto, cuando empiece la temporada de lluvias.

La mala noticia es que el próximo año, en la temporada seca, podríamos estar en la misma situación, a menos que empecemos a construir sistemas en los cuales todos paguemos de manera colectiva por los servicios ambientales que productores y comunidades prestan en el Amazonas: #PayfortheAmazon.

Los agricultores juegan un rol en la tragedia ambiental en la Amazonía. Son usualmente vistos como los “malos” por quemar tierras o talar árboles. Sin embargo, también son claves para conservar y restaurar el bosque.

Por años hemos trabajado con productores en Brasil, Colombia y Perú para cambiar sus prácticas a unas más amigables con el medio ambiente y más eficientes en la producción de carne, leche, café, aceite de palma o soja, sin talar ningún árbol. En Colombia, se han implementado acuerdos de cero-deforestación con empresas, gobierno, sociedad civil y comunidades de productores.

Basados en esta experiencia podemos afirmar que es posible proteger el bosque y, al mismo tiempo, producir nuestros alimentos diarios. Esto tiene un costo: ¿cuánto estamos dispuestos a pagar por estos productos agrícolas que evitan la deforestación?

Cambiar a prácticas agrícolas que combatan la deforestación requiere inversiones de los productores.

Mantener los suelos sanos, usar menos agua y reemplazar prácticas de quema. Plantar árboles de sombra, monitorear la biodiversidad. Todo esto implica pagos que los productores deben asumir por adelantado, sin garantía de que recuperarán la inversión.

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Por otro lado, el productor necesita vender para generar ingresos para su familia. La mayoría de productores no tienen garantía de compra por lo que producen, ni reciben primas o compensaciones por los servicios ambientales intrínsecos que brindan al conservar los árboles, la biodiversidad o el agua.

Así, ¿cuál es el incentivo para que los agricultores cambien a esquemas de agricultura cero-deforestación y reduzcan la presión sobre el Amazonas u otros bosques? Con la ayuda de países como Noruega, Alemania, El Reino Unido y los Países Bajos hemos demostrado que hay una solución viable al ofrecer a los productores modelos de agroproducción en los que obtienen altas ganancias al conservar los bosques. Con el Amazonas en llamas, es tiempo de que mercados y consumidores asuman su responsabilidad para escalar soluciones.

La producción agrícola libre de deforestación debe ser estimulada por inversiones e incentivos como primas, acceso preferencial a asistencia técnica, a créditos y a los mercados.

Asimismo, la agricultura que deliberadamente causa deforestación no debería tener espacio en el mercado y ser sujeta a incentivos negativos como impuestos, exclusión y no inversión. En resumen, el cambio se facilita con una combinación de zanahoria y garrote.

¿Esta sería la solución? No. Sabemos que los mercados no pueden por sí solos resolverlo. Se requiere efectivo control del Gobierno para frenar a quienes deforestan. Por ahora, empecemos con las soluciones en las cuales podemos tener una influencia directa como consumidores: ¿cuánto están dispuestos a pagar por el Amazonas?

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Nota publicada en Portafolio 

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