Asegurar una implementación de un monitoreo de calidad en proyectos de campo que abarcan distintos países, commodities y que son implementados por diferentes equipos es una tarea compleja. El desafío radica en unificar todos estos proyectos en una base común, pero tomando en cuenta que las condiciones en el campo pueden variar sustancialmente, lo que requiere cierta flexibilidad alineada con la realidad de los datos disponibles.
Mariana Alves y Nathalia Ramos, especialistas en PMEL
En Solidaridad, tenemos la convicción de que la transición exitosa de la producción convencional a la sostenible se gesta a través de decisiones fundamentadas en datos. Es en esta premisa que cobra vital importancia una implementación sólida de PMEL (Planificación, Monitoreo, Evaluación y Aprendizaje). La planificación cuidadosa traza el camino, permitiéndonos establecer metas claras para nuestro compromiso. A su vez, el monitoreo constante actúa como nuestro aliado en tiempo real, facilitando ajustes ágiles en nuestras estrategias para adaptarnos a las dinámicas cambiantes. La evaluación meticulosa, por su parte, se convierte en el espejo que nos revela dónde estamos y cómo podemos mejorar para maximizar nuestro impacto. La capacidad de aprender de nuestros éxitos y desafíos, de manera continua, no sólo refuerza nuestras intervenciones presentes, sino que también nos catapulta hacia una evolución constante.
Asegurar una implementación de PMEL de calidad en proyectos de campo que abarcan distintos países, commodities y que son implementados por diferentes equipos es una tarea compleja. El desafío radica en unificar todos estos proyectos en una base común. Es necesario equilibrar las expectativas entre lo ideal en la teoría y lo posible en la práctica. La conciencia de que las condiciones en el campo pueden variar sustancialmente y la flexibilidad de no adoptar un proceso totalmente rígido confieren a la aproximación una agilidad esencial, alineándose con la realidad de los datos disponibles.
Escucha activa
Para enfrentar este desafío hay que mantener un compromiso constante con la calidad y una aproximación crítica. Confiar en el equipo y en el proceso en desarrollo es uno de los pilares fundamentales de esta aproximación. Esta confianza se respalda mediante una escucha activa, permitiendo la comprensión profunda de las dificultades operativas enfrentadas y la proposición de soluciones de manera conjunta. Todos estos puntos evidencian una estrategia de monitoreo que busca no sólo la precisión, sino también una cultura de mejora continua y adaptabilidad a cada uno de los contextos en los que se implementan los proyectos.
Indicadores esenciales
Por otra parte, para respaldar el trabajo del equipo, es necesario establecer criterios mínimos e inquebrantables sobre cómo manejar los proyectos y los datos que se recogen, analizan y reportan. Esto implica, entre otros, la definición de indicadores esenciales alineados con la estrategia de la organización, así como la creación de definiciones básicas compartidas de estos indicadores y puntos de datos mínimos necesarios para garantizar una comprensión uniforme y un manejo consistente. Este enfoque se basa en la creación de una estructura sólida que no solo confía en el equipo, sino que también establece estándares claros y medibles para evaluar el progreso del proyecto.
Equipo dedicado
Así, en cada país donde tenemos oficina, contamos con al menos una persona dedicada a liderar y supervisar las iniciativas de PMEL, siendo los ojos atentos a los avances y desafíos dentro de nuestro contexto local, y los voceros de los criterios mínimos en torno a PMEL. En América Latina, Solidaridad mantiene un grupo dedicado al PMEL. Este grupo realiza encuentros mensuales en los cuales se discuten procedimientos, lecciones aprendidas y acciones desarrolladas en cada país, promoviendo un intercambio valioso de conocimientos y contribuyendo al mejoramiento constante de las prácticas de monitoreo.
Intercambio constante
En Solidaridad, entendemos que la colaboración y el intercambio constante son clave para el éxito de PMEL. Esta red interconectada de líderes y grupos de trabajo nos permite avanzar juntos, aprender unos de otros y asegurar que nuestras prácticas estén siempre alineadas con las mejores metodologías y enfoques a nivel global. Esta conexión y alineación entre países se vuelven aún más relevantes cuando trabajamos en proyectos multipaís, como es el caso de Amazonía Connect.
El caso de Amazonía Connect
Amazonía Connect es una iniciativa entre USAID, Solidaridad, Earth Innovation Institute, National Wildlife Federation y la Universidad de Wisconsin-Madison. Tiene como objetivo promover y ampliar la producción de productos básicos con bajas emisiones de carbono para mejorar la conservación de la biodiversidad y apoyar la acción climática en Brasil, Colombia y Perú, junto con productores, empresas, gobiernos locales e instituciones financieras, a lo largo de 5 años (2022 a 2027). Cuatro oficinas de Solidaridad están involucradas en la iniciativa: Estados Unidos, Colombia, Perú y Brasil. Además, se abarcan cuatro commodities diferentes: la ganadería lechera, carne, café y aceite de palma.
Enfrentar este desafío no fue tarea fácil, ya que implicaba alinear estrategias que funcionaran de manera efectiva para todos, garantizando la agregación de esfuerzos y el cumplimiento de los requerimientos específicos del donante. Para abordar esta complejidad, se formó un grupo de trabajo de PMEL dedicado a este proyecto, liderado por una persona regional con experiencia en la coordinación de iniciativas transfronterizas. Este equipo se convirtió en el catalizador que permitió superar los obstáculos y diseñar un enfoque robusto y adaptable a las particularidades de cada país y producto básico.
En este grupo de trabajo se definieron directrices mínimas para el proyecto, incluyendo la teoría de cambio, la cual, aunque general, permitía que cada país definiera sus líneas de trabajo y métodos de implementación. Además, se establecieron indicadores alineados con los requisitos de USAID, junto con los puntos mínimos de datos necesarios para cada indicador. Los marcos de monitoreo y las frecuencias de reporte también fueron acordados en colaboración con cada país, teniendo en cuenta las particularidades de sus programas, commodities y contextos específicos.
El resultado de este esfuerzo conjunto fue la creación de un plan de monitoreo, evaluación y aprendizaje que sirve como base para la iniciativa. Es importante destacar que este plan se revisa anualmente y se actualiza según sea necesario, basándose en los resultados documentados en los informes anuales y en las sesiones de pausa y reflexión. Este proceso dinámico refleja la flexibilidad inherente al enfoque adoptado, permitiendo la adaptación a las necesidades cambiantes y la resolución efectiva de los desafíos identificados. En este sentido, la flexibilidad y el compromiso activo de cada oficina jugaron un papel fundamental para superar los retos, garantizando la utilidad del plan en varios países mientras permite la necesaria flexibilidad para ajustarse a las circunstancias únicas de cada uno.
En iniciativas de esta envergadura, donde los esfuerzos se entrelazan en múltiples fronteras, la coordinación estrecha entre los equipos de PMEL se convierte en un elemento crucial. Garantizar que todos compartamos enfoques similares, aprendamos de nuestras experiencias conjuntas y nos beneficiemos de las mejores prácticas a nivel regional y global es esencial para maximizar el impacto positivo que buscamos lograr en la región amazónica.
El desafío consiste en cómo construir esta base común respetando las limitaciones y especificidades de cada equipo. El primer año del proyecto se han designado los puntos focales de PMEL en cada país y se dedicó exclusivamente a establecer estos parámetros comunes y definir adecuadamente la línea de base. Contar con esta base de PMEL debidamente construida desde el inicio garantizará el éxito de todo el proceso a lo largo del proyecto.
