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“El campo tiene el potencial más grande del mundo”

Tiene 29 años y la voz firme de quien aprendió a hablar en reuniones comunitarias, en ferias de café y frente a niños y niñas que ahora repiten sus palabras con acento montañero. A Valeria Rios le gusta decir que ser montañera no es un adjetivo, sino un motivo de orgullo: “Nos dicen montañeros como si fuera algo malo. No saben que venimos de la montaña, que somos la montaña. Y eso se nota hasta en la forma de hablar”, afirma.

Desde esa convicción nació  el programa educativo rural Escuela de Café Mis Ancestros, el cual busca fortalecer la educación rural con un enfoque territorial, construyendo conocimiento a partir de la cultura y la identidad campesina. Más allá de enseñar a sembrar o procesar café, la escuela propone una mirada distinta del territorio. Este proyecto educativo busca inculcar entre niños y jóvenes que el campo no solo debe entenderse como un lugar de origen, sino también como un espacio posible para construir proyectos de vida.

Lanzamiento de la Escuela de Café Mis Ancestros

Con un sombrero montañero, un poncho rayado y el carriel al hombro, el pasado 7 de junio de 2025 Valeria lideró el lanzamiento de la Escuela de Café Mis Ancestros en la Institución Educativa Minas, en la vereda Chamuscados, en el municipio de Fredonia (Antioquia). “Esto no es un disfraz, esto es cultura. Esto es mi tierra y la represento con cariño y respeto”, señaló.

Ahora, en los salones de este centro educativo, se reúnen estudiantes desde preescolar a quinto grado de primaria para aprender sobre los ciclos del café, la historia nacional de este cultivo, la educación ambiental, el emprendimiento en el campo, entre otros.

No es solo por emprender. Lo hago por mostrar la cultura, la tradición, el linaje. El campo tiene el potencial más grande del mundo expresó Valeria Ríos,  joven caficultora colombiana.

Premio por su compromiso con el desarrollo rural

Hace varios años, Valeria ha cultivado colaboraciones y apoyos para promover el valor, la historia y la tradición de los pequeños caficultores de Antioquia. Con este interés en mente, se inscribió a la Escuela de Jóvenes Emprendedores de Solidaridad, que le ha brindado acompañamiento y formación para fortalecer sus ideas y convertirlas en su proyecto educativo. 

La Escuela de Jóvenes Emprendedores es una iniciativa creada por Solidaridad en alianza con Nestlé, en el marco del programa global de esta compañía llamado Iniciativa por los Jóvenes. Su objetivo es fortalecer el relevo generacional en el agro, ofreciendo a jóvenes rurales herramientas para construir proyectos de vida sostenibles. 

El proceso formativo de la escuela de Solidaridad combina cursos virtuales y talleres presenciales enfocados en liderazgo, desarrollo de modelos de negocio y conexión con mentores y potenciales financiadores. Desde 2019, más de 897 jóvenes caficultores han participado en esta iniciativa, de los cuales 52% son mujeres.

Deibi Yuliana López, coordinadora de proyectos del Programa Café de Solidaridad en Colombia, expresa que fueron los mismos jóvenes de la región,  quienes anhelaban contar con un acompañamiento para sus emprendimientos. 

La juventud tiene ideas para hacer las cosas en el agro de manera distinta. Por eso, desde Solidaridad les brindamos herramientas para que encuentren oportunidades que los impulse a hacer realidad esas ideas y también puedan verlas crecer expresó Deibi Yuliana López, coordinadora de proyectos del Programa Café de Solidaridad en Colombia. 

Como parte de su apoyo a esta escuela, en 2024 Nestlé creó el concurso Década del Millón” para reconocer los proyectos innovadores que promueven la caficultura sostenible en los departamentos de Antioquia y Risaralda. Al demostrar su compromiso con el relevo generacional y el fortalecimiento de la identidad cafetera entre niños y jóvenes del campo, Valeria se hizo merecedora del primer lugar del concurso. 

El reconocimiento, sumado al acompañamiento de Solidaridad, le permitió a ella poner en marcha la Escuela de Café Mis Ancestros y expandir su impacto en la comunidad. Para Valeria, esta escuela es la síntesis de todo lo que ha aprendido —y de cada paso que ha dado— en su trayectoria como mujer rural, emprendedora y lideresa.

Ser mujer en el campo es romper esquemas

Emprender en el campo también es aprender a celebrar las pequeñas conquistas. Valeria recuerda como un gran hito el día que logró comprar su propia bomba fumigadora: “Para muchos puede ser normal, pero para mí fue un logro”.

Antes debía pedir prestado o buscar alternativas improvisadas para cuidar sus cultivos. Tener esa herramienta, cuenta, simbolizó algo más que eficiencia: fue la prueba tangible de que su esfuerzo diario daba frutos.

Para Valeria Rios, emprender desde lo rural no solo ha significado trabajar la tierra, sino desafiar las expectativas impuestas por una sociedad profundamente machista. “Ser mujer es complejo en el campo. Muchos aún creen que estamos hechas solo para la cocina, para esperar al esposo. Pero yo rompí barreras”, afirma con firmeza. 

En un entorno donde todavía sorprende ver a una joven liderar un proyecto cafetero, Valeria ha demostrado que el liderazgo femenino tiene voz, fuerza y botas puestas. 

“Las mujeres del campo ya no usamos delantal: usamos micrófono, carriel y botas. Me han dicho ‘usted cómo hace eso, si es mujer’, pero eso me impulsa aún más. Yo no me dejo definir por esos límites”, afirma con determinación Valeria Ríos, joven agricultora colombiana.

CONTACTO

Carlos Isaza

Gerente del Programa de Café

Colombia

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