“Esta finca cafetera no es un regalo que nos dieron nuestros padres, sino que es un préstamo que nos están haciendo nuestros hijos”. Esta frase de un caficultor colombiano, resume el enfoque de sostenibilidad con el que Solidaridad trabaja desde el 2013 en la cadena de producción de café: buenas prácticas agrícolas para hacer los cultivos más resilientes al cambio climático y así suplir las necesidades de las futuras generaciones.
El enfoque es denominado “agricultura climáticamente inteligente” y fue implementado por Solidaridad en Colombia, Perú y México con la financiación de la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (Norad) en una primera fase durante 2013 y 2016. La implementación demostró que es posible producir más café y de calidad sin deforestar, preservando los suelos y con un adecuado tratamiento del agua.
“El futuro suministro de café en el mundo y los ingresos de miles de productores dependen de la capacidad de implementar y escalar esquemas de agricultura climáticamente inteligentes que les hagan más resilientes frente al cambio climático”, aseguró Joel Brounen, gerente de Solidaridad Colombia.
Más productividad, más ingresos, menos gastos
Con las buenas prácticas que fomenta el proyecto se busca optimizar recursos, aumentar la productividad, así como el número de hectáreas cobijadas de producción sostenible y sin deforestación.
Algunas de estas prácticas son:
- Renovación o rehabilitación de cafetales con variedades resistentes y densidades óptimas;
- uso eficiente del agua incluyendo reducción, reuso y tratamiento de aguas residuales;
- prácticas para proteger los suelos y ayudar a disminuir la erosión;
- fertilización con elementos de la finca y reducción de uso de fertilizantes químicos;
- manejo de sombra para regular temperaturas,
- protección y establecimiento de corredores forestales, entre otras.
Resultados
Durante los tres años que duró la primera fase de implementación, 7.361 productores en Colombia, Perú y México transformaron sus fincas convencionales a un modelo de agricultura climáticamente inteligente, y se implementaron buenas prácticas en 16.000 hectáreas de cultivos ya existentes, con una producción de 17.500 toneladas de café. En términos de productividad, el proyecto aumentó un 21% la producción de las fincas participantes.
[video:https://youtu.be/bpLRFdL-MW0]Gracias a la planta de árboles nativos tanto dentro de los cultivos como en corredores de conservación, al manejo de sombras y al buen uso de los fertilizantes y las aguas residuales, se redujeron entre 2013 y 2016 la emisión de 27.869 toneladas de CO2 equivalente y se logró la captación de 97.818. Estas reducciones y captaciones fueron registradas con la herramienta Cool Farm Tool. Así mismo, se evitó que 3.312 hectáreas fueran deforestadas.
Everardo Echeverry, caficultor de Risaralda, Colombia, es claro en resumir los beneficios de la implementación de estas buenas prácticas.
“Hay mucha gente construyendo, construyen de todo, pero nadie construye tierra, a nadie se ve haciendo tierra, nosotros podemos decir que somos constructores de tierra, manteniendo esta cobertura noble que nosotros no llamamos maleza sino bueneza: ese es el patrimonio que nosotros conservamos primero para nuestros hijos y después para nuestros nietos”.